domingo, 9 de septiembre de 2012

Entrevista Pablo Mora o la luz de una sombra antigua Entrevista Por Freddy Ñáñez Poeta ¿Qué es lo que más extraña de Los Andes? Me preguntó uno, esperando oír una respuesta bucólica. No es el paisaje, pensé sin responder. Entonces tampoco podía saber que la única nostalgia de la que no lograba reponerme aún tenía que ver con los poetas de esas cumbres. La vida literaria de San Cristóbal no es para nada precaria: talleres, recitales, encuentros, publicaciones. Movimientos que proliferan, rasgan, se pelean, se apartan, vuelven; como en todas las ciudades donde hay verdaderos poetas. La huella indeleble de Manuel Felipe Rugeles, Salustio González, etc., no impide que suenen voces contemporáneas dotadas de gracia y grandes ambiciones. Del Táchira todos se van menos estos seres que se han encadenado a la niebla. Pablo Mora es por eso, más que un poeta, una región sin descubrir. 20 poemarios, cientos de ensayos y una tesis: la Poiesología (o crítica de la razón creadora) es una parte de su obra y probablemente el absoluto de su vida ¿Cómo iba nadie a olvidar un genio y una generosidad así? En esta entrevista comprobé una sospecha: de su palabra grave, “sonante” y poderosa nadie se cura. —Señor Pablo Mora, ¿quién es usted? —Un dolor en viaje proveniente de una despeñadura enloquecida. —Empecemos por cambiar su nombre, escoja el que le guste. —Ramiro, un nombre que dejé a mi madre. O tal vez Pablo Mares. —¿Cuál es su peor recuerdo? —Dar cada día con la escalofriante letanía del dolor humano. —¿Qué edad tiene su sombra actualmente? —Es una sombra antigua que a las costas de la divina antigüedad nos ata. —¿Cuál es su idea de la infelicidad perfecta? —Entre el tener y no tener, ¿quién nos podrá convencer que todos hoy comerán? —¿Y su mayor ambición? —Que pronto se instaure, afiance, robustezca y consolide la ciencia por mí propuesta: la poiesología. —De cumplirse el Apocalipsis (o la política exterior de Estados Unidos), ¿con quién no le gustaría encontrarse en las tinieblas? —Con aquel pingo hijoe’ de la CIA que a diario venía a nuestro cuarto a jodernos la jodienda: nuestra poesía. —¿Cuál es el libro qué más lo perjudicó? —Ninguno, por ahora. —¿Qué representa para usted la poesía? —Un acto de fe en el hombre. —¿Y usted qué representa para ella? —Un hombre dispuesto a la vigilia. —¿Por cuál ofensa se batiría en duelo? —Mi poesía proviene de la generación de los sesenta, cuando el fusil le diera su mano al verso. —¿Cuántas veces se ve en el espejo? —Ninguna. El espejo es quien nos mira fijamente. —¿Qué sueño justifica su insomnio? —Mi insomnio vale por y para el hombre lluvioso otoñabundo. —¿En el amor, qué es más importante, la partitura o la interpretación? —En el amor, no hay tiempo sino para el canto… Es como irnos a desnudar la luz… Por él comienza el día, el mundo gira, el mar en flor fulgura… —Usted fue seminarista. Dígame la verdad: en religión, ¿qué vale más la videncia o el tacto? —Ambos, por si acaso. En religión, lo que importa es el hombre, el hombre… Ciertamente, el hombre, el hombre. (Dios que diga con confianza si se siente a gusto, si algo le hace falta, que cuente con nosotros, que explique bien quién va a hacer al hombre, que diga quién lo hizo a él y se acabó el problema). —Dicen los poetas de Caracas que usted no existe. —Probablemente. Nadie es profeta ni aquí ni allá entre tanto ruido cotidiano. —Dicen los científicos que su Poiesiología es oscurantista. —Urge la construcción de una Crítica de la Razón Poética que ha de ser la crítica de los nuevos tiempos, la que habrá de salvarnos del ecuménico desastre. Solamente la Razón Poética –en razón de creación– puede rescatar el mundo que ha destruido la razón técnica, científica y la razón política. —¿Cuál es el refrán que más detesta? —-Ese que dice: “Prohibido pisar/Propiedad Privada”. —¿Para qué sirve la literatura? —Para hacer caber a Dios en un dedal, al sol en el ojo de una hormiga, al mar en los labios de una perla o al universo en una gota de rocío. —¿Cuál es el defecto que no perdona en los demás? —-La hipocresía. —¿Se aburre algunas veces de no ser Dios? —En ningún momento. A César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios. —En un strip-tease psicológico, ¿cuál es el defecto que no se quitaría nunca? —El ser taurino, zodiacalmente hablando, lo que me ha permitido lograr todo lo propuesto. —-¿Lo peor de vivir en frontera? —-El riesgo de que otros reinos nos desconozcan. —¿Lo mejor de vivir en frontera? —San Cristóbal, al margen de la explosión desarrollista macroeconómica pero nucleada en torno al soledoso cultivo de su armonía entre su corporeidad arquitectural y su paisaje, entre los bienes materiales y espirituales, nos permite vivir la poesía como quien la entiende a través del amor y la lleva, existencialmente, sin límites, en sus cantos. —¿Cuál es su mayor frustración? —Ninguna frustración mayor, por ahora. —¿De qué se siente orgulloso, en cambio? —De mi veintena de libros escritos. —¿Qué libro se llevaría a la cárcel? —Alicia, mi compañera, me recomendaría Poiesología. —Para los jóvenes poetas le pido escriba el onceavo mandamiento de la Poiesología. —Serse http://www.ciudadccs.info/wp-content/uploads/Letrasccs090912.pdf

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