domingo, 30 de agosto de 2009

EN TU SILENCIO





EN TU SILENCIO



...me oyes desde lejos, y mi voz no te alcanza:
déjame que me calle en el silencio tuyo.

Pablo Neruda



Nací y me crié
en el arco de tus abrazos

caminé siempre guiado
por el haz de tu mirada.

Déjame
zambullirme en el laberinto
de tus riachuelos

acariciar el tacto
de tus palpitaciones

edificar el sentido
de tus inquietudes

organizar el arpegio
de tus sueños

fundirme en cada una
de tus moléculas.

Déjame en el tiempo
en el espacio
de todo tu silencio

teje
con tu más profundo silencio
un río de lava
que me transporte
a tus más recónditas entrañas.

Arrójame a tus acantilados
embúlleme en tus océanos
abrázame
en el vuelo de tus alondras.

Que sea tu silencio
oleaje que baña la arena
canto de ruiseñor
en la brisa de cañaverales
regurgitar del agua en los manantiales.

Calla, calla en tu silencio
catarata, arcoiris
todo tu silencio
fuente de vida

charca en la roca
amor
en el que siempre
estemos tan inmersos
como indisolubles.

Recógeme, adéntrame en tu silencio
bailaremos en sus profundidades
todo el torbellino
del áurea cósmica.




F. Bellido/ Granada, 31-08-2009





Fidel, pionero y campeón de la solidaridad




Fidel, pionero y campeón de la solidaridad
22 Julio 2009 2 Comentarios
Con información de la AIN

Con un grupo de vietnamita en un viaje realizado en 1973 a ese hermano país
Para Vu Chi Cong, Embajador de Viet Nam en Cuba, Fidel es pionero y campeón de la solidaridad y siempre contará con la gratitud del pueblo vietnamita .
Declaraciones como ésta llenan las páginas del libro de firmas que acompaña la exposición de la Medalla Héroe Mundial de la Solidaridad , otorgada por la Asamblea General de la ONU al líder histórico de la Revolución, el pasado mes de mayo.
La distinción enaltece la Jornada por la Solidaridad Internacional, que se celebra en la Casa de la Amistad, de esta capital hasta el 24 de julio.
El encuentro de este martes reunió a profesionales de la salud, constructores, científicos, técnicos y marineros, internacionalistas que extendieron la fraternidad de la Revolución cubana a naciones como Viet Nam y Laos.
Los participantes relataron vivencias sobre los constantes bombardeos de las tropas estadounidenses, los muertos y heridos, y la destrucción de los recursos naturales.
El doctor Julio López, jefe de la primera brigada médica que arribó a Laos en 1973, manifestó su gratitud a Fidel, de quien aprendió el significado de la solidaridad y por ello brindar su ayuda en esa nación hermana es una de las experiencias más importantes de su vida.
Allí crecimos como personas, gracias a la hospitalidad y el humanismo de estos pueblos, y nos convertimos en verdaderos revolucionarios, apuntó López.
Respeto y admiración por el Comandante en Jefe, Héroe Mundial de la Solidaridad, y por la obra fraternal de la Revolución, distinguen evento, que ha reunido a miles de amigos de todo el mundo.




sábado, 29 de agosto de 2009

Nostalgia y lluvia




Nostalgia y Lluvia

Manuel González*


Dicen que la nostalgia es un sentimiento que describe el anhelo por el pasado, por lo que se ha tenido y se ha perdido; una especie de memoria que guarda nuestras querencias mas imborrables. No lo dudo a mi regreso de Portugal, ¿acaso el país más nostálgico de la Tierra? Y menos aún, cuando cumpliéndose el plazo para entregar a la redacción un artículo “serio” para esta columna dominical, la lluvia - que siempre asocio a la nostalgia - me sorprende.La verdad, reoriento la intención: Lleno de saudades, para decirlo en ese maravilloso término portugués que no tiene traducción exacta al castellano y que significa nostalgia y muchas otras cosas a la vez, cambio de golpe la dirección de mi escritura. Postergo para otro día el tema de la polarización política que encuentro exacerbada en Venezuela y, tomándome un Oporto, prefiero darle vueltas a ese sentimiento de los sentimientos que me empapa, como el agua que cae, mientras escribo esta breve nota.La nostalgia es un sentimiento capital. Si existiese alguna taxonomía, alguna manera de clasificar y jerarquizar los matices emocionales del alma, no vacilaría en colocarla entre las manifestaciones rectoras del estado anímico de una persona. Entre otras razones, porque gracias a ella continuamos siendo niños, es decir, adultos con historia y capacidad para la fantasía.No puedo imaginar, seguramente por mi naturaleza lunar, casi nada sin la nostalgia. Aunque todos los libros de autoayuda me digan que el presente es lo único que cuenta; el sabor del pasado, la valoración del tiempo ido, la vigencia eterna de mis muertos y de los amores lejanos me resulta imprescindible.En Portugal, entre Fados y la observación de descascaradas fachadas de casas y edificios, este sentimiento o anhelo por el pasado, sin ser necesariamente triste, se afianzó inevitablemente. No es casual que el canto con viola (que es el nombre como se conoce la guitarra clásica y la guitarra portuguesa) dedicado a las tragedias del vivir, como el Tango en Argentina, conserve tanta actualidad en el acervo colectivo. Es que somos personas en la misma medida que la nostalgia nos toca y nos humaniza.Los griegos, definían la nostalgia como el dolor por el regreso. Y Cioran, el escritor y filósofo de origen rumano, intentó comprenderla desde la pesadumbre y el absurdo del vivir. Yo prefiero torearla, es decir danzar con sus embestidas, como quien contempla aunque no comprenda el río que fluye perfectamente desde sus orígenes hasta “la mar que es el morir”, como tituló Miguel Otero Silva su poemario de 1965.Puede ser que la nostalgia no diga mucho a algunos de mis lectores. No me extraña pues al mismo tiempo se trata de un sentimiento enigmático. Paso otro trago de Oporto. Les prometo que cuando vea al poeta Pablo Mora le preguntaré de estas cosas.


(*) Psiquiatra



viernes, 28 de agosto de 2009

Celebrar la vida




Celebrar la vida
Pablo Mora


Mientras Venezuela se enrumba hacia un futuro mejor, y con sus ideales de convocatoria y rebeldía, hace que el mundo entero marche unido por la paz, sumidos en las tremebundas cárcavas del cósmico pavor, esclavos de las crujientes angustias de la humanidad, inmersos en parejos avatares, asidos a un común dolor, hemos de constituirnos a partir de una vida social acumulada. Antes que fundirnos en una fe única, una doctrina única, explorar la posibilidad de un consenso que, partiendo de la devastación horripilante, conduzca a la concreción del proyecto en el que la danza de la vida signe la esperanza, el renacer de una humanidad nueva, donde conciencia y fraternidad apuntalen todo progreso, todo porvenir, altibajo, desafío, logro, rejoneo.

“Convencidos de que al horror hay que salirle al paso, hay que desmantelarlo, sajarlo, y que hay que hacerlo ya, ahora mismo, organizada, precipitada, impostergablemente, fundando una sociedad de hermanos, en nuestra casa, en el trabajo, en la calle, en el país y el continente, en el planeta que se quiebra… abrirle pasos a los tiempos de amor que inundarán el corazón del hombre el día en que aprenda al fin a mirarse en las pupilas infinitas de su propio asombro.”

Fraguar una conciencia colectiva, fincar nuestra convivialidad, en las relaciones inter subjetivas provenientes de nuestras cocreaciones y sociocreaciones, puesto que podremos conocernos partiendo del otro y de los otros, hasta tener que ser otro para ser. La libertad individual, la capacidad o potencialidad de nuestras “creaciones” solo llegan a plasmarse a través de nuestras vivencias mutuas, compartidas, ya que el hombre — la “verdad”— se hace y crece en comunión con los otros seres humanos.

Rescatar la dignidad de la palabravida, en solidaridad creciente. Lejos de una egocracia fatua, insustancial, intrascendente, enrumbarnos hacia una egococreación con miras a alcanzar la máxima sociocreación que el momento nos demande. Buscar nuestro amanecer en la obra común. Decidirnos por el fortalecimiento de una corporeidad psicosocial tal que sea capaz de construir el cuerpo real del hormigón histórico, donde tengan vida por igual el silencio del bosque, el sueño de la máquina, el estupor del viento, el ingente alarido de los pobres, los aullidos de Dios sobre el planeta.

Acercarnos al dolor del día. Servirle a la vida, rescatarla, liberarla, ejercer la vida. Lidiarla al alimón, al quiebro, al cuarteo. Perseverar en la defensa del pan, la libertad, la deliberancia, la disidencia o convergencia. Que entre todos hagamos nuestra casa. Nuestro fogón. Nuestra alegría. No sean solo sombra nuestros días. Agregarle algo al mundo si queremos que valga nuestro paso por el día. La mayor dimensión por el hombre conocida: la vida. La consigna entonces: fraguar, festejar la vida, apuntalar, enarbolar la vida, debatir la vida, entusiasmar la vida, celebrar la vida. Alzar la vida. Oír la vida. Creer en la vida. Al lado de la vida de por vida. Por cada llanto, levantar camino. Por cada acoso, abrir una esperanza. Por cada oscuridad, un nuevo canto. Por cada muerte, el pan de la alegría.

pablumbre@hotmail.com



jueves, 27 de agosto de 2009

CARTA ABIERTA A LOS PRESIDENTES DE UNASUR





CARTA A LOS PRESIDENTES DE LA UNASUR


En nombre del espíritu de Libertad y Justicia de esta suprema época de grandeza que nos convoca en este luminoso presente, quiero extenderles a todos y todas, mi más sincero y fraterno saludo.
Comenzaré recordando que un 10 de agosto de 1809, fue pronunciado por el valeroso Pueblo ecuatoriano, el Primer Grito de su anhelada Independencia en Quito. La misma ciudad en la que hoy, a 200 años de emprendido nuestro incesante proceso de Independencia, nos hemos reunido en razón de responder a un compromiso ineludible y una esperanza concreta: honrar el esfuerzo de toda una generación de libertadores, que trazó el camino de las nuevas repúblicas de Nuestra América.
A la luz y sombra de este germen libertario esparcido por nuestros predecesores en estas imponentes tierras de la Abya Yala, se reanimó la idea de la unión de repúblicas, planteada por El Libertador, durante toda su vida política.
El mismo Bolívar que nos dejara estas premonitorias palabras el 6 de septiembre de 1815, en su Carta de Jamaica, la cual fue dirigida en respuesta al ciudadano Henry Cullen, un súbdito británico residenciado en Falmouth; como una grandiosa bitácora ideológica que por oportuna y verdadera, me permito incluir en estas líneas: Seguramente la unión es la que nos falta para completar la obra de nuestra regeneración. Sin embargo, nuestra división no es extraña, porque tal es el distintivo de las guerras civiles formadas generalmente entre dos partidos: conservadores y reformadores. Los primeros son, por lo común, más numerosos, porque el imperio de la costumbre produce el efecto de la obediencia a las potestades establecidas; los últimos son siempre menos numerosos aunque más vehementes e ilustrados. De este modo la masa física se equilibra con la fuerza moral, y la contienda se prolonga siendo sus resultados muy inciertos. Por fortuna, entre nosotros, la masa ha seguido a la inteligencia.
Revelaba el Padre Bolívar, una de sus grandes angustias: ver unidas a las naciones todas de nuestro ancho y largo continente en la Patria Grande.
El espíritu de la nación de Colombia se expresó por vez primera en la Angostura bañada por nuestro indómito Orinoco, allá en el año de 1819. Surgida de los sueños de Miranda, Colombia fue hecha realidad por nuestro Bolívar aquel año y aunque fue desmembrada, su ánimo, hoy más que nunca, debe expresarse para darnos constancia de que nunca se perderá.
Nuestra Unión era para Bolívar, un pródigo fin, al que se llegaría únicamente a través de efectos sensibles y esfuerzos bien dirigidos. Y hoy -a 200 años de aquella enorme gesta histórica-, el nacimiento de Unión Suramericana de Naciones (UNASUR), es la fiel muestra de que el proceso de liberación de nuestras naciones continúa imponiéndose con más vigor que nunca.
Sin embargo, y trayendo al presente toda esta síntesis histórica, debo decir con absoluta desazón que la unión y la independencia de nuestros países constituye una amenaza para quienes aspiran seguir controlando nuestras riquezas naturales, nuestras economías y nuestra voluntad política, es decir, nuestra soberanía.
Es evidente que, ante los avances progresistas y democráticos en nuestro continente, el imperio norteamericano -que en los últimos cien años ejerció su hegemonía sobre la vida de nuestras repúblicas- ha iniciado una contraofensiva, antihistórica y retrógrada con el propósito de revertir la unión, la soberanía y la democracia en nuestro continente, e imponer la restauración de la dominación imperial en todos los ámbitos de la vida de nuestras sociedades.
En este sentido, compartimos la visión de muchos en Latinoamérica y el mundo: esta contraofensiva se inició el 28 de junio de este año, con el perverso Golpe de Estado cometido en la hermana Patria hondureña. Dicen los militares golpistas de Honduras, y los poderosos voceros conservadores de Washington, que esta operación contra el presidente Zelaya fue una maniobra pensada en función de destruir la Alianza Bolivariana de los Pueblos de Nuestra América (ALBA).
Una alianza que es un proyecto de paz, de justicia social, de unión solidaria, de democracia participativa con y para las mayorías de nuestros países; y a la vez es un proyecto independentista guiado por liderazgos legítimos de los humildes de hoy.
Este infame golpe ha sido respondido dignamente por el Pueblo hondureño, enfrentando la represión y demostrando que son dignos herederos del heroico Morazán que, pasados 200 años, aún vigila.
Por ello, en función de la unidad que nos ha convocado desde siempre, y también siguiendo los acontecimientos de estos últimos tiempos, me permito hacerles un llamado de atención.
Compañeros y compañeras: desde mi Gobierno estamos real y profundamente preocupados por la situación de tensión con la hermana República de Colombia, frente a la instalación de, al menos, siete bases militares norteamericanas en ese entrañable y hermano territorio suramericano.
Queremos denunciar, aquí y ahora, que este hecho es parte de un plan político y militar, orquestado para acabar con el proyecto de la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR), además de ser la más grande amenaza en este momento histórico, para las infinitas riquezas que yacen en nuestro continente, esto es: el oro negro, nuestro petróleo; el oro azul, las grandes reservas acuíferas; el oro verde, nuestra amazonía.
En los últimos años, hemos denunciado un acoso permanente contra nuestro país y nuestra Revolución Bolivariana, por parte de las elites que dirigen el imperio estadounidense. Nuestro Pueblo ha derrotado -ante el asombro de la opinión internacional- Golpes de Estado, saboteos económicos y la embestida de un descarnado terrorismo mediático de alcance nacional e internacional. Hermanos y hermanas de Suramérica: la justificación política y mediática del gobierno de Colombia y los jefes de estas bases militares son una amenaza concreta a la paz, la independencia y los derechos del Pueblo de Venezuela.
En los últimos días, hemos recibido las manifestaciones de preocupación y de solidaridad de los Pueblos y gobiernos del continente; así como también, de un importante sector de la sociedad colombiana. Creen quienes nos amenazan que pueden detener el curso de la nueva y heroica historia que hoy escribimos en paz: hacernos respetables es la garantía indestructible de vuestros afanes ulteriores por conservarles, dijo José Gervasio Artigas.
Pero, así como hace 200 años nuestros Pueblos hicieron retroceder el decadente imperio español, hoy contamos con superiores condiciones morales y políticas para neutralizar a estos sectores guerreristas y así garantizar que nuestro continente sea una tierra de paz, sin amenaza militar.
Sería un error grave pensar que la amenaza es sólo contra Venezuela; va dirigida a todos los países del Sur del continente, sentencia el compañero Fidel en sus reflexiones tituladas "Siete puñales en el corazón de América". Geopolíticamente, estamos al Sur de la hegemonía, y es una realidad que, trascendiendo la tendencia política de los gobiernos del mundo, el problema de la guerra concierne a la humanidad entera.
Nunca nuestras angustias han sido secretas, y de esa verdad eterna dio muestra el Apóstol de América, José Martí, al dejar en 1884, para éste nuestro tiempo, una incógnita vigente: ¿Qué somos, General (Máximo Gómez)? ¿Los servidores heroicos y modestos de una idea que nos calienta el corazón, los amigos leales de un pueblo en desventura, o los caudillos valientes y afortunados que con el látigo en la mano y la espuela en el tacón se disponen a llevar la guerra a un pueblo, para enseñorearse después de él?
No podemos ocultar el clamor de todo el Pueblo colombiano y su deseo de alcanzar la paz en su país. Siete décadas de guerras al interior de Colombia sólo hallarán resolución en una salida política y negociada que respete las garantías y goce del respaldo de toda Suramérica.
El pueblo de Colombia tiene derecho a la paz. No puede pretender una elite servil, cuyo negocio es la guerra en el hermano país, expandir e imponer su conflicto armado con la pretensión de estigmatizar y desestabilizar a los movimientos progresistas y revolucionarios que de manera legítima, democrática y pacífica avanzamos con los sueños y banderas de los libertadores, a cumplir las tareas aún pendientes de unión, justicia e independencia.
No creemos en una sociedad carente de conflictos, eso sería una entelequia, pero entendemos que estamos llamados a asumir mejores conflictos, a reconocerlos y contenerlos, de vivir no a pesar de ellos sino productiva e inteligentemente con ellos. Sólo un pueblo escéptico, maduro para el conflicto, es un pueblo maduro para la paz, parafraseando a nuestro hermano colombiano Estanislao Zuleta.
Y si queremos una paz verdadera, debemos responder a tiempo con claridad y valentía a las necesidades más sentidas de nuestros Pueblos.
Llegó la hora de Suramérica, la hora de UNASUR, confiamos en la capacidad política de nuestra naciente unión para enfrentar en la actualidad esta amenaza, que compromete el porvenir de nuestras repúblicas, el porvenir de nuestros Pueblos y el porvenir de toda la humanidad.
Sigamos, pues, compañeras y compañeros, la máxima de Bolívar, constituyamos ese gran Pacto Americano que, formando de todas nuestras repúblicas un cuerpo político, presente la América al mundo con un aspecto de majestad y grandeza sin ejemplo en las naciones antiguas. La América así unida, si el cielo nos concede este deseado voto, podrá llamarse la reina de las naciones y la madre de las repúblicas.
Fraternalmente,
Hugo Chávez Frías
http://www.telesurtv.net/noticias/secciones/nota/56608-NN/carta-a-los-presidentes-de-la-unasur/


lunes, 24 de agosto de 2009

Eugenia Alnaír






Eugenia Alnaír
En sus siete años


Surges de un horizonte de colores.
Así te siento vegetal y niña.
Hueles a pan de los ardientes hornos
y a rosa bendecida por la aurora.

De tus sienes desciende la esperanza
y por eso pareces virgen lluvia,
columpiando el tiempo en tus crinejas,
sembrando de esperanza tu cintura.

Eres beldad y en tus arpegios oigo
el canto angelical de los arroyos
con las cinco vocales y los números.

Cada vez que una tarde se nos pierda
o al alba se le olvide despertarnos
alzaremos el pan de tu alegría.


Pablo Mora
Agosto, 2009




miércoles, 12 de agosto de 2009

Caguairán / A Fidel Castro en sus 83 años





A Fidel Castro en sus 83 años


por obra y gracia del insomnio el hombreel hombre rayo que arde en la tormentaalarido crispado en huracánpor fin él ocupándose del hombreel hombre simplemente el hombre a solasen paz consigo con su pena al hombroal descubierto hermano universalguarango chontaduro cañahuatechaguaramo apamate guayacánsamán araguaney o flamboyánuniversal ceniza en singladuraen pulpa en hueso en lluvia en soledadrojo duro durable resistentecalcáreo frondoso para siempreincorruptible eterno refulgenteCaguairán indomable frente al vientola semilla del hombre germinandoquiebra hacha fidel fuego pueblo y tierrael hombre a punta de hombre y tempestadsemilla germinal a la intemperieandando andando andando andando andando



Pablo Mora