martes, 31 de julio de 2012

Carta Abierta a Ramón Elvidio
Pablo Mora Ramón Elvidio Amigo: Junto con Alicia, oímos parte de la entrevista con el Padre Ballesteros. Nos enteramos, así, de tu estado de salud y tu gran voluntad de vida. Seguro, aprovecharás la experiencia para rubricar tu obra siempre signada de diáfano optimismo. Quiera Dios que logres superar la prueba. Dios más que nunca ahora te necesita. Espera tu testimonio. Vas a escribir, te dispones a escribir, nos dices. Empieza ya. Me recuerdas al poeta argentino Roberto Juarroz y su Poesía Vertical como él titula a diez de sus poemarios. También él en días difíciles de salud, escribió testimonios valiosos. Acá un poema suyo, en el que el ritornelo, “alguien está muriendo” bien pudiera sustituirse por “alguien está naciendo”. Sobre todo a la luz, en la esperanza del reino de la luz tan predicado y deseado por ti; el Dios deseante y deseado de Juan Ramón Jiménez. Acá el poema aludido: Alguien está muriendo. Roberto Juarroz: Mientras haces cualquier cosa, / alguien está muriendo. // Mientras te lustras los zapatos, / mientras odias, / mientras le escribes una carta prolija / a tu amor único o no único. // Y aunque pudieras llegar a no hacer nada, / alguien estaría muriendo, / tratando en vano de juntar todos los rincones, / tratando en vano de no mirar fijo a la pared. // Y aunque te estuvieras muriendo, / alguien más estaría muriendo, / a pesar de tu legítimo deseo / de morir un minuto con exclusividad. // Por eso, si te preguntan por el mundo, / responde simplemente: alguien está muriendo Bien sabes que en el crisol, en la fragua, se forja el hombre, en las adversidades. Confiamos en que superarás la prueba con el favor de Dios. En ti hay altas probabilidades. Sobrellevarás una y otra afrenta. El optimismo que te asiste no faltará a quien siempre sembró esperanza. No olvides: Per aspera ad astra. Nos lo dice Horacio: Est modus in rebus, sunt certi denique fines, quos ultra citraque nequit consistere rectum. (Hay en las cosas medida y ciertos límites prescriptos, de los cuales jamás puede la virtud ir atrás ni ir adelante.) De pronto pudieras, imitando a Ronald Reagan, fomentar encuentros, conversatorios alusivos a tus días, tus jornadas. En la entrevista apareció el Rerch del Seminario, del Sacerdocio, siempre el educador. Subrayaste la misericordia de Dios. La confianza en Dios. Como dijiste frente a Mons. Somaza: Quiera Dios que si te falta algo por cumplir, obtengas el tiempo suficiente para ejecutarlo. Éstas, a vuela pluma, las ideas que deduzco de la entrevista a tenor de la fortaleza que te caracteriza. En la seguridad de que, Deo volente, saldrás adelante en esta prueba que afrontas. Creador y Director del Taller de Desarrollo Humano (TADEHU) bien sabes de la necesidad de “un hombre renovado y renovador para una patria nueva, con justicia y paz, bajo la mirada del creador… para vivir como debe ser.” Recibe un abrazo grande de parte de Alicia y de este Pablo, siempre en deuda contigo. Te apreciamos y queremos verte en tus plenos poderes cuanto antes, para bien de los tantos que te necesitan. Hasta cada rato.

jueves, 26 de julio de 2012

Antonio Mora Pablo Mora
Antonio Mora, epónimo de la Biblioteca de la Unidad Vecinal, a mucha honra, un hombre íntegro que porta a Pregonero —su patria chica— en sus adentros tal como lo testimonia su poema Señas, el que justamente aparece grabado para el tiempo en la acera del Museo de Artes Visuales y del Espacio del estado Táchira, y que reza así: “Un pueblo tan lejano que parece un recuerdo / Dos calles polvorientas / Un sauce y una acequia / Quizás las golondrinas / Y yo harapiento y solo / Esa es toda mi patria.” Amable, solidario, fraternal, con elevada profundidad en el juicio, en el pensamiento y la convivencia, como lo demuestra el poema titulado: P. M. & A. M. Bibliotecario, poeta, promotor de cultura a tiempo completo, ante todo un educador, convencido de que sólo en la educación puede signar la esperanza un pueblo. Todo ello con un singular “enseñar deleitando.” “Tres Zarandajadas” —su obra antológica— recoge las tres instancias de su vocación literaria, ya en la poesía, ya en la narrativa, impregnadas ambas de un alto sentido del humor. Proveniente su periplo vital de los años sesenta, con la fundación y coordinación del Taller Literario Zaranda (1980-1994) contribuye a la acción revitalizadora en las letras tachirenses contemporáneas, siguiendo las huellas de El Parnasillo, La Cueva Pictolírica y la Peña Manuel Felipe Rugeles. Su obra máxima, Tres Zarandajadas junto a una docena en coautoría. Sobresale igualmente Crónicas de Acirema, donde Antonio Mora presenta una lectura muy original de América. Así como toda su poiesis puede entenderse como una lectura de los Andes… “un modo de ser y de hacer lo andino”, llegando a reconocérsele como el Ramón Palomares de este rincón nacional. De hecho, estamos a la espera de la obra cumbre, de madurez, donde aparezca el Inventario de los Andes anticipado en poemas como Derrota e Inventario para un adiós. Acerca de su obra fundamental en prosa Crónicas de Acirema hemos de decir que a partir de la misma denominación: Acirema (anagrama de América) constituye un levantamiento de la cultura latinoamericana, un registro del alma nacional de América al revés y al derecho. A partir de variadas observaciones, repletas de h u m o r, sarcasmo e ironía, desarrolla breves y profundas críticas en torno a la cultura, la política, la economía, la música, la religión, la tradición en sí latinoamericana, en sus virtudes, bondades y defectos “con el deseo subterráneo de que el ser humano cambie” como él mismo lo confiesa. Diríamos que es una mirada caleidoscópica de América a la luz de la “jodienda poética.” De repente parece que estuviéramos delante de la Utopía de Tomás Moro. Propiamente representa un levantamiento crítico del acontecer latinoamericano a través de una intervención quirúrgico-social: verdadero guión crítico o Clase Magistral sobre América Latina. La obra de Antonio Mora merece un abordaje semiótico, que permita seguirle el paso a los sujetos de la enunciación, a la creación de sentido que en ella se produce. Los puntos de fuga del autor a la par que los del lector, en medio del acontecer denotativo o connotativo, hacen que la obra de Mora pueda ser afrontada desde tres modalidades: sígnico-lexical, alegórico-poética y crítico-contextual. Burla burlando en ella se entrevera el humor con principios fundamentales que llevan —in cauda venenum— a esclarecedores axiomas, sentencias, apotegmas a modo de auténticas paradojas sociales. pablumbre@hotmail.com Pablo Mora

domingo, 22 de julio de 2012

Ventura humana
Pablo Mora Ojea, mira, considera, discierne, asimila, explica, carga las velas, amaínalas; adivina, transmite, discute, crece, rebela, crea, re-crea, siega. Cáscara salvaje, consciencia vertebral, hilvana, zurce, empata, graba en el alma, configura la colcha arquitectónica, el mundo del espacio, el tiempo de esta aciaga hora tormentosa. Rompe las cadenas para poder tornar el torso desnudo hacia el umbral de la caverna. Todas las rutas van hacia la misma morada, la paz pasa a través de la revolución: la creación, la esperanza, el riesgo. Lee el mundo. Alcánzalo. Ahonda, universaliza. Incautada, retenida, confiscada nuestra identidad, procura dar con la entonación, el humor, la tendencia, la salida definitiva: que atinemos a dar con la mejor praxis, el mejor amanecer. Cuidemos nuestras espigas, rastros y candiles, nuestros rostros y rastrojos, nuestro trote y tropa. Desde la yermitud, el Paso de la Soledad, el Paso de Casa Grande, el Paso de la Esperanza. Asume el riesgo de la ventura humana, afronta con entereza la eventualidad del fracaso, pues “solo una tierra distinta hará menos imposible el cielo.” Mientras a las puertas marinas de nuestro Continente, encima de nuestras patrias, cerca de los hombros de esta América, —sin que nadie sepa de aquel hombre, aquella gesta —se yergue, orondo, el invasor con sus últimos alaridos de dominación y violencia, como nunca nuestra orgánica y subterránea unidad vital ha de afianzarse en nuestra Lengua, en nuestras ideas, nuestros enunciados, nuestros principios, canciones, minas, siembras, soledades, graneros, horizontes, tinieblas, clarores, llagaduras, signos, señas, para retomar el discurso de nuestra Liberación mediante una auténtica lectura selectiva, analítica, evaluativa, convencidos de que nuestra mejor defensa es el conocimiento de nuestro propio idioma, nuestros propios textos, que es como decir nuestros propios sueños, creaciones, trasnochos, vigilias o esperanzas. Afortunado quien hubiere estado en las entrañas del monstruo porque supo como nadie de sus horrendísimos secretos, maquinaciones y asechanzas. Feliz quien, a primera leída, lo asombren los relámpagos del pobre, los rostros de las palabras vida, muerte, sobrevida o tiempo o pan o luna o rabia. Venturoso el hombre que acostumbre leerle a las horas sus celadas; a los sueños, sus celadas y a los hombres, sus celadas. ¡Ay del hombre que tenga que recordar: aprendí de niño a disparar con la pistola de mi padre! Bienaventurado, en cambio, quien confirme que aprendió a leer en el seno de su madre y, mejor aún, quien empezó a conocerla por su sonrisa. Bienafortunado el hombre que lea los grises secretos del camino en los augurios de las aves, laderando sueños detrás de alguna barricada. Conténtese quien haya conocido la Libertad en el regazo de una nodriza negra, soñando a la sombra de sus pechos amasar la paz para su gente. Florézcale la vida a quien en todo acordeón palpe la lágrima del hambre escondida en la garganta de un hombre o en un fusil o ametralladora mercenaria, ajena. Confórmese quien detecte tantas muertes anunciadas lejos de Macondo, entre su aldea, cerca de su casa o en su propia cena. Venturoso hombre que aprendió a leer y a descifrar a tiempo el vientre de su noche larga y oscura en la cual la luna canjeó su puesto con la muerte. pablumbre@hotmail.com
El alma nacional Por: Pablo Mora*
Antes que trozo petrificado, formación monolítica, mineralizada, incambiable; antes que simple suma o agregado de unidades amorfas, la nación es vida que fluye, continua transformación, cuerpo dotado de personalidad colectiva, homogeneidad de voluntad de un grupo libre, libertad no de uno ni de unos pocos, sino de todos; unión de un pueblo libre que usa libremente de su voluntad- (J. A. Maravall). Voluntad y espiritualidad, la nación es pensamiento común, principio común, identificación de intereses e intenciones colectivas. (Giuseppe Manzzini). Una nación es un alma, un principio espiritual, una conciencia moral. (E. Renán). El alma de un pueblo o de una raza es la síntesis de toda su historia y de la herencia de todos sus antepasados… y de allí que haya podido afirmarse con razón que los muertos gobiernen a los vivos. (Gil Fortoul). Una nación es un querer vivir colectivo. (H. Hauser). Una voluntad deliberada. (H. Khon). La nación antes de estar en la lengua, en la religión, en el pasado común, está en la voluntad del pueblo. (R. Michels). Equivale a una empresa que los miembros de una comunidad política hacen juntos, un quehacer colectivo, un movimiento de la capacidad creadora de la voluntad concorde. (J. Ortega y Gasset). Y concluye Tito Livio: La voluntad del pueblo hace tantas mudanzas cuantas hace el tiempo. Existe gran diferencia entre lo que el hombre es a su espalda y lo que es hacia delante, lo que es como tradición y lo que es como empresa, puesto que se trata de un ser variable, que crece y que progresa. Su empresa es lo que tiene a la vista, su problema, su proyecto, lo que le preocupa y le ocupa, lo que desea y moviliza sus energías, lo que quiere ser y siente que tiene que ser. De igual modo cuando convive en forma de nación: la voluntad de seguir, no es la de seguir sentado contemplando las glorias del ayer; sino la de cumplir la voluntad común, la de realizar su quehacer. Puesto que la verdadera fuerza que impulsa y nutre el proceso es siempre un proyecto sugestivo de vida en común. Lo que hace que las naciones se formen y vivan a partir de un programa para el mañana. (J. Ortega y Gasset. J. A. Maravall). De donde una nación en su dinamismo, como se da en todo ser viviente, en su energía histórica, exige conformidad y polémica, acuerdo y discrepancia; unidad y pluralidad, divergencia y convergencia. Antes que existencia inerte, la unidad nacional, la convergencia, ha de entenderse dentro de un sistema dinámico, donde tan esencial es para su mantenimiento la fuerza central como la fuerza de dispersión. (J: Ortega y Gasset). La nación es un resultado, un ambiente histórico y cultural; es el efecto de un way of life practicado durante largo tiempo. Su principio es, pues, un ideal que, habiéndose vivido, se inscribe en las costumbres y en las instituciones. La adhesión a un parentesco espiritual es su fuerza: un lazo moral que mantendrá mañana la unidad de la nación del mismo modo que la asegura hoy. (J. T. Delos). Nacionalismo ¿Una nación no es un principio espiritual, un proyecto de empresa común, un alma social? ¿Una gran solidaridad, constituida por el sentimiento de los sacrificios que se han hecho y de los que se pueden hacer todavía? ¿Perseverar en un ser dentro de su propio devenir? ¿Sin un resurgimiento espiritual, nuestra época, nuestro proyecto —revolucionarios— producirían una catástrofe? ¿Se impone un renacimiento espiritual para contrarrestar las amenazas de tanto poder de destrucción? ¿Nuestros países de la América Bolivariana tienen conveniencias económicas y espirituales que defender y por ello necesitan fundirse en un organismo vigoroso, entendiendo a Latinoamérica como un bloque de energías unificadas por objetivos similares, dispuesto al entendimiento multilateral, global, en cierne? ¿En América Latina, el Estado ha existido antes que la nación, siendo el nacionalismo un sueño meramente psíquico, antes que una expresión de la sociedad, con base a un cambio o proyección real de transformación estructural? ¿A medida que avanza el empequeñecimiento de la nación-estado, va apareciendo con más fuerza una conciencia planetaria, basada en una economía global? ¿La tecnología moderna está desgajando las culturas nacionales? ¿El nacionalismo tradicional se desplaza hacia gigantescos “supranacionalismos”? ¿O asistiremos a un renacimiento del nacionalismo dentro del mundo de la alta tecnología? ¿Un tribalismo y nacionalismo ciegos serían tan peligrosos como regresivos? ¿El reforzamiento de un Proyecto Latinoamericano en cuanto Frente Común nos aseguraría el avance en la liberación económica continental, mediante un desarrollo autónomo y soberano, fundado en la concertación o convergencia interna y en la anhelada integración latinoamericana? ¿Nos falta todavía poner el fundamento del pacto social, que debe formar de este mundo una nación de repúblicas? ¿O hemos de esperar que el acontecer internacional nos señale el camino, antes que nosotros establezcamos los condicionamientos basados en nuestras posibilidades? ¿Tendremos que debatirnos entre el abandono estratégico, las miserias internas y los desequilibrios económicos, a partir de una mutua comprensión de fuerzas y de límites? ¿La hora sería la del sumar, del despertar, del destruir mentiras, del sincerar; la de la unidad de acción tras una bolivariana salvación de la nación? ¿La gran ventaja del nacionalismo —y nacionalismo latinoamericano— es que puede armonizar las clases, las ideas, las voluntades, fortalecer los nexos comunes de nuestros pueblos y la urgencia imprescindible de la unión, de la unidad en pro de nuestro derecho a vivir una vida humana digna, a realizar nuestro desarrollo dignamente? ¿Nuestra Gran Cuestión es afianzar nuestro destino común ante toda pretensión imperial de unipolaridad o correr el riego de morirnos de hambre con un petróleo que tendrá un valor muy pobre, cuando sea desplazado por fuentes alternas de energía? ¿Nuestro dilema: crecer, ser, inventar, vivir, sobrevivir o perecer? ¿Unirnos, convivir, compartir o morir? ¿Sólo una conciencia común, un sentimiento común y una voluntad común, son capaces de fundar un real nacionalismo, es decir, nuestra alma nacional? *Profesor Titular, Jubilado. UNET pablumbre@hotmail.com
El arte del encuentro Por:
Pablo Mora Concurrir al llamado de las flores, cuando sangre el costado de la rosa. Pendientes del dolor de las palomas, cuando aceche penumbra, horror, borrasca. A pesar de aspavientos o fracasos, disponer de la vida mientras tanto, hasta que alguien decida lo contrario. De noche retroceden los relojes. Apostar a la paz, a la victoria. Que se apiadan los dioses de nosotros, de nuestra rabia, cólera o locura. Toparse, acompañarse, entusiasmarse. Adherirse, juntarse, desaislarse. Unirse, reunirse y asociarse. Llevar en el pañuelo una granada, ya pase lo que pase, por si acaso. Alumbrarle el sendero a las luciérnagas. Alzar al sol el grito, la bandera. Velar por el camino de la aurora. Andar con el hermano que nos quede a la huerta perdida de la aldea para ver qué semillas recoger. Es tiempo de arrumbar los macundales, de encontrarse de nuevo con la vida. Una luz, un candil intermitente, soledad de un ligero arrobamiento, sólo de asombros infinitos llena, la vida es una gloria suspendida. Descubrirse, encontrarse, hallarse, abrirse, desencerrar la pauta que nos falta. Vivir sin miedo, en libertad, de veras. Toparnos con el corazón silente que nos oye, nos sigue y nos conoce. Dar con el lagrimón de la vereda, latigazo que a todos atribula. Darle tiempo al camino a que regrese. Descubrir el espacio, igual el mundo. Escarbar, explorar, crecer, llegar. Encontrar, encontrarse, desplazarse. Afrontar, afirmarse y alcanzarse. Encendida la lámpara en la noche, candil intermitente de la aldea. Hundirse, hurgarse, ser, sentirse, serse. Prender la mecha al viento, armar al pobre. Armar a Dios definitivamente. Armar al prójimo y armarte. Empieza por abrir la soledad. Convéncete del viaje hacia la sombra. Anda de tempestad en tempestad. Adopta la locura de los pájaros. Que vuelvan los caminos a encontrarse. Que haya un tiempo de lluvia floreciente. Nada importe que el viento nos arrastre. Nada exista por dentro de la muerte. Vayamos al misterio como el río. Fijemos a los sueños su mirada. A lomo de coraje y de esperanza. En el canto de todos todo es sueño. Todo es muerte en la vida de los hombres. Todo termina al comenzar la sombra A pesar de que sepamos que la "humanidad nace sobre todo en las horas de crisis", difícil para el hombre de hoy elegir, encontrarse a sí mismo, participar en la hechura de un mundo cada día más violento. Entre tanto, el éxito del hombre estriba en entrever su propio sueño, en llegar a un cambio interior, a una conversión, a una metanoia, en lenguaje paulino, capaz de llevarlo a una revolución de su estado de conciencia, en función de una sinergia optimizadora de su realización colectiva. “Caminando comprobé —sostiene Facundo Cabral— que nos vamos encontrando con el otro, lenta, misteriosa, sensualmente, porque lo que teje esta red revolucionaria es la poesía. Ella nos lleva de la mano y debajo de la luna, hasta los últimos rincones del mundo, donde nos espera el compinche, uno más, el que continúa la línea que será un círculo que abarcará el planeta. Esta es la revolución fundamental, el revolucionarse constantemente para armonizar con la vida, que es cambio permanente, por eso nos vamos encontrando fatalmente para iluminar cada rincón…. Vive de instante en instante porque eso es la vida.” pablumbre@hotmail.com
Estado Social Definitivo Pablo Mora
El pueblo de Venezuela, en ejercicio de sus poderes creadores, con el fin supremo de consolidar la República —constituida en un Estado democrático y social de Derecho y de Justicia, que propugna como valores superiores de su ordenamiento jurídico y de su actuación, la vida, la libertad, la justicia, la igualdad, la solidaridad, la democracia, la responsabilidad social y en general, la preeminencia de los derechos humanos, la ética y el pluralismo político— acaba de aprobar una enmienda constitucional presentada por el Presidente Hugo Chávez Frías, donde se consagran los derechos del venezolano en cuanto ser social, a quien se le garantiza la equidad, la seguridad social. Venezuela, así, signa un Estado Social amparado en una solidaridad fundada en el valor universal de la persona en su doble carácter individual y social, sobre todo en la acentuación de la dimensión social, con derechos y deberes de solidaridad. A pesar de quienes se oponen a un plan general de liberación, en reconstrucción histórica, en concomitancia con una real praxis liberadora, asistimos al renacimiento de un país. Nueva vía donde el viento del tiempo sopla a favor del hombre con la esperanza de que la ruta sea la más justa y la propia tribulación la que defina las líneas maestras del devenir. En vigilia creadora, en desafío histórico cultural, en auténtica renovación creativa, decididos a echar adelante la nueva historia, con las mejores energías a medida de hombre en cuanto Proyecto Factible, los venezolanos, conscientes de sus objetivos, artífices del hombre nuevo, dan razón al tiempo: al Estado Social Naciente —paso definitivo nacional y regional, en responsabilidad con los demás pueblos hermanos—. Empeño de todos ha de ser el que las ideas matrices de Libertad, Igualdad, Justicia y Solidaridad, se tornen compartida realidad, donde la verdad y el saber social sean normas de ser de nuestra más legítima elección. “Sólo dedicándose a la sociedad, puede el hombre encontrar sentido a su vida, corta y arriesgada como es.” (Albert Einstein). El Estado Social Naciente, la auténtica transición social fincada en la mejor exploración de lo posible y lo factible dentro de los rieles del Proyecto Nacional, juntamente con la viabilidad física y la social, se definen de una vez por todas, en aceleración evolutiva: la viabilidad política en función del Socialismo Nacional Creativo, del Humanismo Socialista, pendiente del desarrollo de las potencialidades del hombre, encargado de plasmar su propia historia en cuanto creador de sí mismo y creador social en aras de la revolución bolivariana. Progresivamente, las fuerzas productivas frente a la nueva clase entrarán en debate, creando una contradicción que va in crescendo como en un umbral, en el que la nueva clase adquiere consciencia de sí en confrontación con la precedente. Los sujetos sociales se sentirán en una como nueva pertenencia, encaminada a nuevas direcciones alternativas. Frustrados de una situación pasada, advierten la posibilidad de una alternativa creadora, prometedora. Una y otra institución, particularmente la universidad, deben estar constantemente ligadas a las metas productivo-creativas del Proyecto Nacional, de cara a la sociedad en conjunto, al país socialista, al servicio de las fuerzas sociales que levantan el nuevo orden nacional. Integrante de una sociedad socialista creativa, el venezolano contribuirá al logro de los cambios en la sociedad proyectada, convirtiendo las fuerzas del mundo físico en herramientas de su libertad. ¡Con orgullo en alma, pecho y corazón! ¡Hasta la Victoria Siempre! pablumbre@hotmail.com
Tras el socialismo encontrado Pablo Mora
Si somos capaces de temblar de indignación cada vez que se cometa una injusticia, somos, seremos camaradas. Lo dice Rimbaud, Letelier, Marx, Engels, Ludovico, el Che. Apiadémonos del surgimiento de las mayorías, ayudémoslas a levantarse, démosle la mano al sufrimiento, al descalabro, al descontento. Pesebricemos lo que sea preciso, librémonos de la civilización, esa injusticia armada. La última utopía optimista nos evoca un porvenir socialista, en el que cada hombre será un creador, un poeta, o no será. No entre quien no crea en la dura batalla necesaria para convertirse en un hombre nuevo, en el hombre del siglo XXI. Quien no dé importancia al desarrollo pleno del individuo y su conciencia. Tenemos porvenires por hacer. El futuro no un por-venir, sino un por-hacer. Lejos de toda alienación universal, superémonos mediante el desarrollo de toda potencialidad humana, de toda riqueza interior. Necesitamos un viraje a medida de hombre, de ciencia, técnica, tecnología, creación. A partir de un Humanismo Científico Creador que apunte hacia un equilibrio entre lo utilitario, lo pragmático y lo teórico; lo social, lo productivo y lo ideológico, la Triple Representatividad propuesta por el mundo oriental. Humanismo Científico Creador derivado de uno Positivo tras un Humanismo Socialista Integral, donde se reconozca derecho a las exigencias integrales de la persona; donde cada hombre logre convertir las fuerzas del mundo físico en instrumentos de su libertad; donde toda capacidad encuentre el mejor cauce en sus propios esfuerzos, perspectivas y proyectos; donde toda humana virtualidad se plasme en contextualización creadora, donde unos y otros se objetiven actores-creadores al amparo de la dignidad humana. Estado Naciente, rebelión, combate, fin del miedo. Otro modo de ser, vivir, sobrevivir. Subversión de un orden natural, toma de conciencia colectiva. Ante la desbocada violencia global, podríamos hablar de una Democracia Universal, donde tendrían cabida proposiciones como la del Fondo Humanitario Internacional a la altura del destino humano. El arte, así, ha de ser factor de expansión de la conciencia y la sensibilidad. Las formas artísticas, por bellas, son revolucionarias, amplían la sensibilidad del hombre, su conciencia. Todo lo consciente es revolucionario. La belleza es revolucionaria. Todo socialismo ha de apertrechar la conciencia, la emancipación estética del hombre. Todo arte verdadero es revolucionario, arma de denuncia, canto del hombre nuevo, voz auténtica del pueblo. ¿Qué es esto? Un fantasma recorre el mundo. Nosotros le llamamos camarada. Un mundo que ganar. pablumbre@hotmail.com

domingo, 15 de julio de 2012

Creación de un país fronterizo Pablo Mora Según nos lo recuerda Gerson Rodríguez Durán, en el Diario La Nación —D1, 23-06-1999— se alude a la creación de un país fronterizo: “El 22 de junio de 1999 el señor Jorge Gálvez, Alcalde de Cúcuta, Capital del Departamento Norte de Santander de la República de Colombia, propuso la creación de un nuevo país en la frontera colombo-venezolana, conformado por los Estados Táchira, Mérida y Zulia, de Venezuela, y Norte de Santander, de Colombia. Gálvez declaró a la prensa bogotana que este nuevo país comprendería la zona geográfica de las cuencas petroleras del Lago de Maracaibo y de los ríos Catatumbo y Zulia.” Si bien se sabe que todo tiene que ver con una tentativa o proyecto que viene existiendo desde 1830, cuando se disolvió la Gran Colombia; ahora cuando retorna la polémica, en ocasión de la propuesta de un gobierno autónomo para el Zulia, cabe preguntarse: ¿Se trata de una excentricidad o un modo de ir dándole la razón a las apetencias intervencionistas geopolíticas del Imperio? ¿De un balón de ensayo como se lo pregunta Domingo Alberto Rangel? Máxime hoy cuando las circunstancias podrían ser perfectos distractores para cumplir demenciales y faraónicos deseos, pretendientes del oro negro de uno y otro límite. Reflexionemos a tiempo. Sin desestimar o subestimar pretensiones de nueva o vieja data. Al respecto, Luis Britto García piensa que USA propicia la secesión del Estado venezolano y un como solapado deseo de involucrar a Venezuela en la guerra con Colombia. “Mi opinión personal —sostiene— es que el plan maestro de Estados Unidos es involucrarnos en la guerra con Colombia, en principio, para que nosotros se la peleemos y, en segundo lugar, para que de la ruina que le vendrán a los dos países surja una especie de Kuwait, es decir, un Estado petrolero que estaría formado por Zulia y parte del Departamento Norte de Santander; así como se separó Colombia, creo que hay planes serios que van en pos de esa secesión”, señaló. Por lo demás, hemos de recordar que en cuanto región geográfica viviente de transición contentiva de límite, corresponsable de los basamentos dinámicos del Estado —soberanía, intereses y valores patrios—, el Táchira, pertenece a una de las fronteras más vitales del país, la occidental, junto con el Zulia, Apure y parte del Amazonas. Por mandato constitucional, epocal, le corresponde, particularmente, contribuir al mandamiento de “la independencia y la integridad territorial de la nación; cooperar con las demás naciones, de modo especial con las repúblicas hermanas del Continente, en los fines de la comunidad internacional, sobre la base del recíproco respeto de las soberanías”. Siendo, así, más que encomiables y explicables las iniciativas gubernamentales latinoamericanas, a tenor de las mejores gestiones geopolíticas, las que sin duda alguna han significado un alto costo en cuanto a la enemistad de Estados Unidos y de otras potencias imperiales.
Creación de un país fronterizo Pablo Mora Según nos lo recuerda Gerson Rodríguez Durán, en el Diario La Nación —D1, 23-06-1999— se alude a la creación de un país fronterizo: “El 22 de junio de 1999 el señor Jorge Gálvez, Alcalde de Cúcuta, Capital del Departamento Norte de Santander de la República de Colombia, propuso la creación de un nuevo país en la frontera colombo-venezolana, conformado por los Estados Táchira, Mérida y Zulia, de Venezuela, y Norte de Santander, de Colombia. Gálvez declaró a la prensa bogotana que este nuevo país comprendería la zona geográfica de las cuencas petroleras del Lago de Maracaibo y de los ríos Catatumbo y Zulia.” Si bien se sabe que todo tiene que ver con una tentativa o proyecto que viene existiendo desde 1830, cuando se disolvió la Gran Colombia; ahora cuando retorna la polémica, en ocasión de la propuesta de un gobierno autónomo para el Zulia, cabe preguntarse: ¿Se trata de una excentricidad o un modo de ir dándole la razón a las apetencias intervencionistas geopolíticas del Imperio? ¿De un balón de ensayo como se lo pregunta Domingo Alberto Rangel? Máxime hoy cuando las circunstancias podrían ser perfectos distractores para cumplir demenciales y faraónicos deseos, pretendientes del oro negro de uno y otro límite. Reflexionemos a tiempo. Sin desestimar o subestimar pretensiones de nueva o vieja data. Al respecto, Luis Britto García piensa que USA propicia la secesión del Estado venezolano y un como solapado deseo de involucrar a Venezuela en la guerra con Colombia. “Mi opinión personal —sostiene— es que el plan maestro de Estados Unidos es involucrarnos en la guerra con Colombia, en principio, para que nosotros se la peleemos y, en segundo lugar, para que de la ruina que le vendrán a los dos países surja una especie de Kuwait, es decir, un Estado petrolero que estaría formado por Zulia y parte del Departamento Norte de Santander; así como se separó Colombia, creo que hay planes serios que van en pos de esa secesión”, señaló. Por lo demás, hemos de recordar que en cuanto región geográfica viviente de transición contentiva de límite, corresponsable de los basamentos dinámicos del Estado —soberanía, intereses y valores patrios—, el Táchira, pertenece a una de las fronteras más vitales del país, la occidental, junto con el Zulia, Apure y parte del Amazonas. Por mandato constitucional, epocal, le corresponde, particularmente, contribuir al mandamiento de “la independencia y la integridad territorial de la nación; cooperar con las demás naciones, de modo especial con las repúblicas hermanas del Continente, en los fines de la comunidad internacional, sobre la base del recíproco respeto de las soberanías”. Siendo, así, más que encomiables y explicables las iniciativas gubernamentales latinoamericanas, a tenor de las mejores gestiones geopolíticas, las que sin duda alguna han significado un alto costo en cuanto a la enemistad de Estados Unidos y de otras potencias imperiales.

sábado, 14 de julio de 2012

Invocación a la Paz Pablo Mora Ancha soledad de los desiertos. Sol en los tejados. Silenciosa frescura del aljibe. Vellón azul rondando por el aire. Voz en alta llamarada. Milagro para el rayo en muerte de la guerra. Canto de la brisa, el sol y las quebradas. Amor que no puede caminar como una hoja. Una hoja entre el viento que camina o un camino entre el vientre de la hoja que se va. Hoja y camino. Camino caminando con el viento. Incógnita en el tiempo. Una pregunta en pie para los hombres. Colina para otear a Dios. Hondonada para hallar la luz. La cresta de un lucero, por el postigo corazón mirando. Susurro de los árboles, tu sueño. Tu corazón, del tamaño del mar que conocemos. Tu cabellera, los ríos, las quebradas, los riachuelos. Diminuta, te escondes en los sauces que duermen a los lagos, en los cipreses de la tumba ajena, en los aljibes de las casas solas; en los zaguanes del amor del viento o en las pestañas de la madre pobre. Hojarasca entre la noche de los pájaros. Tronco fatigado por el tiempo y la tormenta. Latido de fogata crepitando entre la fronda. Lumbre y mujer para la misma sombra. Sueño y silbido para el mismo abismo. Amanecer y tarde florecidos, floreciendo en las sienes de la flora. Lucero y arrebol, azules horas. Cocuyo entre rastrojos vespertinos, iluminando el resplandor tardío, las noches de vigilia arrobadora. Júbilo, alumbramiento, bienvenida. Ara en fulgor para el altar del tiempo, para elevar el corazón festivo. Trino con que cantamos a la vida, cuando la suerte nos ofrece el huerto para sembrar de estrellas el camino. El pan, el oro, la solemne sombra en esplendor divino, la alegría. Infancia en llama, en canto, en lejanía que el transparente corazón la nombra. La soledad que en la vereda asombra al trigo, al viento, al lirio en noche fría. Ardiente claridad la poesía que el huracán del corazón alfombra. Encanto de la luz, la Navidad que alumbra el triunfo matinal del hombre y el silencioso arroyo del deseo. En glorias del amor, la huracandad con que la brisa de la luna asombre la encantadora música de Orfeo. Conoces nuestra locura como nadie más conoce. Nos visitas muy de madrugada o cuando cae el sol sobre el tejado. Contigo “supimos los misterios de las cosas como si fuéramos espías de los dioses”. Sus secretos descubrimos. Conoces todas las nieves, todos los riscos, todos los gestos de los hombres, todo el espesor del viento, la justa medida de la espera junto a la luz total de nuestras cosas. Fabricas los sueños del jardín. Doblegas la furia de la guerra. En cada atrinchera nos proteges; nos cubres en cada retirada y avanzas con nosotros, la primera. Has asistido a mil batallas y tienes otras mil por combatir. Ilesa saldrás en cada portachuelo. Ninguna polvareda nublará tu paso, menos las luces de tus blancos senos. Mientras seamos capaces de asistir a un terremoto sobre un rayo de luna o a una tempestad en una gota de sol, crecerá tu sombra, Hilandera Majestuosa, la de todos los hilos de los sueños. Amenazada, abraza tú la humanidad a través del corazón del hombre. Desde los Decretos de Belén y de la Sala de Actos del Smolni, con el mundo entero por testigo, tranquilidad no del orden existente, sino la de un orden nuevo, en busca de una humanidad nueva. La de elevar al hombre nuestro sueño. La de tan amarte y tan morirte, P A Z.