sábado, 3 de noviembre de 2012
Manuel Felipe Rugeles
Manuel Felipe Rugeles (* San Cristóbal, Táchira, 30 de agosto de 1903 - † Caracas, 4 de noviembre de 1959) fue un escritor y periodista venezolano, cultivó la poesía y el ensayo.
Cursó educación primaria en el colegio Alemán de su ciudad natal, y el bachillerato en el Liceo Simón Bolívar de esa misma ciudad. Formó parte de los poetas de la llamada Generación de 19181 y fue apresado por el gobierno del general Juan Vicente Gómez en 1929, cuando publicó en el diario marabino Excelsior, artículos que no fueron del agrado del régimen. Posteriormente se exilió en Colombia de donde regresó a la muerte de Gómez en 1936. Ocupó diversos cargos públicos; Secretario del Ministro de Hacienda, diputado a la Asamblea Legislativa del estado Táchira, director de Cultura y Bellas Artes del Ministerio de Educación y director de la Revista Nacional de Cultura. También en el sector privado desarrolló su actividad como director de la revista El Agricultor Venezolano y del diario Crítica. Perteneció al llamado grupo "Viernes", cuya revista fue durante algún tiempo pantalla de presentación artístiva de la vanguardia venezolana.
En 1945 fue galardonado con el premio municipal de poesía y el Premio Nacional de Literatura.
EPÍSTOLA A MANUEL FELIPE RUGELES
I
Manuel Felipe, hermano de la harina,
permanente juglar de nuestra aldea,
testigo fiel de toda la odisea
de esta sufrida tierra campesina.
Manuel Felipe, acaso la neblina
- tu dulce amante - solamente sea
tenue sombra que apenas señorea
en este valle de tristeza andina.
Manuel Felipe, en lumbres jornalero,
apenas si se ven las mariposas,
apenas si se siente el ventisquero.
El oculto presagio de las rosas
nos recuerda tu claro derrotero
hacia la luz total de nuestras cosas.
II
La paz que tú soñaste ya no cuenta.
Los niños hacen guerra apenas nacen.
Las crónicas son todas policiales.
Ya no es nuestro el sabor de nuestra música.
El último poema para niños
ellos lo escriben con sus propios sueños:
es sólo una parábola a la guerra
con todas las metáforas en gris.
Andrés Eloy ya no anda por aquí,
el pobre Aquiles tuvo un accidente
y se nos fue. Ya casi no contamos
con poetas que quieran a los niños.
Manuel Felipe, hermano de las cumbres,
aquí nadie le canta a la neblina.
III
Manuel Felipe, ya nadie apacienta
ningún sueño detrás de los rebaños;
los viejos cántaros nos son extraños
así el crisol del horno los presienta.
La neblina quizás apenas sienta
la ausencia de los sueños aledaños
y en el rojizo almendro de tus años
tal vez ningún turpial ya ni se asienta.
Tal es el precio de la vida, hermano:
echar un barquichuelo en la quebrada,
echarlo de mañana, bien temprano,
luego irse con la tarde alucinada
y estarse con la luna de la mano
para caer en cuenta de la nada.
Pablo Mora
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