jueves, 4 de octubre de 2012
La vida aquí y ahora
Ibar Varas
Para Pablo Mora
En torno al artículo “Creer en la vida”
Querido poeta: Felicitaciones por esa defensa ardua, densa, compacta, estimulante, andante, adagio, andante con moto o a pié, de la vida y lo que nos queda por vivir. Dale a la vida lo que es de la vida, niégale a la muerte, al dolor, a la tortura, a la traición, al desamparo, al desencuentro, a la soledad, al olvido, al estupro, a la dominación, a la explotación su derecho a negarnos la vida. Hay que vivir, reproducir, asegurar la continuidad de la vida, como pedía Marx. Todo cuanto justifica vivir ha de ser vivido aquí y ahora, hay que desenmascarar a los traficantes de almas que te venden la promesa de otra vida en un jardín de gloria, de pan, de abundancia, no hay otra vida sino esta, aquí y ahora. Por la misma terca voluntad de vivir, darle a otros la vida que hemos recibido. La vida para si mismo es la negación de la vida del otro. No hay sí mismo sin el otro que la confirme, no hay alteridad sin mismidad; yo no soy, no existo, si niego, atropello, oprimo al otro. La política es una agónica fiesta de la vida contra la muerte, de la cual el hombre colectivo sale victorioso. La vida individual puede ser vivida desde el deleznable egoísmo hasta la riqueza emocional del compartir, del coemocionear y el lenguajear con otros seres humanos con quienes creamos, en un proceso de coconstrucción la belleza revolucionaria del nosotros. Los logros y triunfos verdaderamente revolucionarios en la vida no son para mí, son para nosotros. Así lo entendió Salvador Allende y su muerte no fue en vano. En otras partes de América Latina se están abriendo las grandes alamedas y bajo la frescura de nuevos álamos, de nuevos apamates, caobos, samanes, maitenes, raulíes, araucarias y bajo la custodia milenaria del alerce avanza el hombre nuevo. La fe del hombre nuevo es el amor vivido en el compartir amoroso. Que tu amor se extienda otros, que son como tú, que se parecen a ti, que te aman, para que tu amor no sea en vano. Dejemos al odio, a la violencia, a la traición, a la tiranía, a la opresión y a la represión morderse la vida con su propio veneno. La dulzura del triunfo el 7 de octubre en Venezuela será nuestra sonrisa y la alegría en el abrazo de un triunfo que te mereces, que se merece el pueblo que está luchando cada día por la vida justa, luminosa, generosa que nos damos en el socialismo. Hasta la victoria siempre. Viviremos y venceremos. Somos la patria nueva victoriosa.
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