lunes, 29 de julio de 2013

Del olvidado asombro de estar vivos

Del olvidado asombro de estar vivos Pablo Mora
creo en el color rojo de la rosa con que la Tierra toda vestirá en el rojo de tanta llamarada viva creo en la insomne lumbre que nos crea creo en el cielo insomne del asombro en la iguana venida de las olas en el necio delirio de los jueves en la casa de la sombra en el abrazo de las albas en los postigos de los ojos en la muerte girando en los talones girando en los Guantánamos cagando en los hambrones en la mesita de noche de los pobres en sus relojes sus lagañas sus barajas y pistolas de agua en los sueños de los millones de niños que apenas si les queda ojos rostro boca o corazón creo en el África azulada por la noche en el quejido azuloso de su raza a quien le duele el hambre las verduras la trocha los maltratos en sus niños quienes antes que dormir quisieran nunca despertar mientras juegan con la calavera de sus padres en el Cristo de las Trincheras acampado en la ruinosa oscuridad de un vetusto monasterio sin una mano sin pies entre borrasca plomo y lluvia a ras de furia quien me enseñó el color tostado de la piel cuando se va a la guerra colérico cordero al descubierto resuelto miliciano justiciero nuevamente con látigo inclemente arrojando a los nuevos mercaderes en la gota de lluvia en el alambre en el encaje del mar cuando todavía no se había destejido en la esquina del tiempo que resurge en la sombra del otro del antiguo en el grito del hombre frente al mar en el metal la cólera el combate en la lucha del canto del mendigo en el hosco muñón de la tristeza en la hondonada gris de los cimientos el silencio que ahoga y amordaza la sombra de la muerte que reúne el aullido del pan acá en la puerta el concierto solar de las mañanas el borde de la tarde en estampida creo en el pobre envuelto en tempestad en el injerto sideral del guamo en los sures furentes del turpial en el espacio en Borges en el tiempo en las vocales de Rimbaud en la hojarasca briosa en el paso respetable de la hoja por las aceras de la tierra aurora en Francisco así Dios no lo distinga en Federico en su alba nazarena creo en Niall y sus sabias abubillas en el ave sagrada de su verbo en el buitre leonado de su insomnio en el orgasmo de la Palestina en el coraje de las rosas rojas en el mayo francés en el invierno ruso en el febrero caraqueño en la locura galopando auroras en el año en que nos propusimos ser solares como Reverón y el viento en la solemne soledad del Sol en mis huesos descalzos soleados creo en el que solamente ha nacido en el gato triste en el piojo ciego en estas dudas estos días horas esta noche este sábado este rato creo en un vals en un montón de asombros creo en el pobre desgraciado y roto creo en el hideputa endecasílabo creo en las hojas secas de la luna creo en el tiempo de las ramas verdes en la plegaria cósmica del árbol en la rosada desnudez del alba en la arena quemada por el muro en la sublime mariposa en celo en la hermosa serpiente penetrando el limo original de la lujuria en aquel que erige un altar hombre en el luengo misterio del asombro en el justo pecado de los dioses en la cena el abismo y el camino en el signo mundano de los rostros en la culminación de las serpientes en la vid los sarmientos y los pobres en el reparto de los panes y las casas en la vigilia hecha por el hombre en los racimos del hambre y la miseria en la santidad de los samanes en la garganta del helecho en pie en la amapola en luna descubierta en el regreso a trancos de la muerte en la mesa el poder y las mentiras en el cósmico origen de la vida creo en la matadura de la memoria voraz que atiza los relámpagos en el desbocado potro que golpea en el pecho sus chispeantes cascos herrados por el viento en el vórtice abierto que engulla nuestra esperanza desolada en la desolladura del barro que seremos en el errante diluvio de los párpados insomnes en el estridente relincho del rayo de los pájaros en la justicia universal del alba creo en los ojos que se van de viaje en el polvo en el sueño la agonía creo en el par de lámparas donde arden los amigos en el zaguán dormido de un aljibe minuciosamente santo en el hambre madre antigua y atroz de la incestuosa guerra en el espejo de la antigua sombra el laberinto del asombro antiguo en la ceniza en asombroso olvido en la luciérnaga porque en la noche cree en el tiempo la cólera y ternura en la tarde que mira desde el fondo en el bronce el ayer la lejanía en el viento que envuelve tempestad en el cordaje de la noche en lluvia creo en Vietnam en Sabra y en Chatila donde la noche se zurció de sangre en las flores que brotarán en las calles de Kandahar en los niños cañoneados por los imperios rapaces al acecho en las noches de Najaf Irak Siria el Líbano y Falluja en los cuchillos de la lluvia a secas en la amenaza del gato en pleno hechizo en el barco encantado y sus aceñas en los dos golpes a la endeble espada en la razón y sinrazón del viento en la luna descalza y a caballo creo en la libertad de los cangrejos en que tal vez afuera lejos de la tierra titilen las estrellas en la confirmación de las bandejas en la ginecocracia de las lilas en la desolación de los cubiertos creo en la salvación de la palabra con Nidaa en el perdón de los herejes en la resurrección de la alegría en la jodienda de la poesía creo en la vida eterna de los versos De Sangre Zurcida Pablo Mora

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