miércoles, 21 de agosto de 2013
DEL OLVIDADO ASOMBRO
DEL OLVIDADO ASOMBRO constituye una compilación poética de cinco libros anteriores del autor: De la noche insomne (1992), Asombro al descubierto (1996), Insomnio Terminal (2001), Sombra antigua (2005) y Sangre zurcida (2008).
Todo porque al alba, la belleza, la palabra, las hemos oído gritar en la montaña. Porque antes del alba fue la Poesía. La palabra, soplo de aire que desde la primigenia mañana del génesis tiene poder de creación. Porque habrá de haber lugar para la Poesía si no quieren pueblos y hombres sucumbir.
El olvidado asombro de estar vivos es uno de los 584 versos endecasílabos perfectos de los que consta Piedra de sol (1957) libro de Octavio Paz, un poemario hoy emblemático, uno de los más grandes del siglo XX en las letras hispanoamericanas.
El nombre de nuestro décimo sexto libro proviene del célebre verso del poeta mexicano Octavio Paz: “El olvidado asombro de estar vivos” de Piedra de Sol. Paz hace alusión a las cosas cotidianas con las que el ser humano convive diariamente sin darle la importancia que merecen; entre éstas, el paisaje, los amaneceres, las máscaras, el cielo.
Acá la estrofa en referencia, de marras:
"… El mundo nace cuando dos se besan", dice el poeta, y añade: "el cuarto como un fruto se entreabre/ o estalla como un astro taciturno/ y las leyes comidas de ratones,/ las rejas de los bancos y las cárceles,/ las rejas de papel, las alambradas,/ los timbres y las púas y los pinchos,/ el sermón monocorde de las armas,/ el escorpión meloso y con bonete,/ el tigre con chistera, presidente/ del Club Vegetariano y la Cruz Roja,/ el burro pedagogo, el cocodrilo/ metido a redentor, padre de pueblos,/ el Jefe, el tiburón, el arquitecto/ del porvenir, el cerdo uniformado,/ el hijo predilecto de la Iglesia/ que se lava la negra dentadura/ con el agua bendita y toma clases/ de inglés y democracia, las paredes/ invisibles, las máscaras podridas/ que dividen al hombre de los hombres,/ al hombre de sí mismo, se derrumban/ por un instante inmenso y vislumbramos/ nuestra unidad perdida, el desamparo/ que es ser hombres, la gloria que es ser hombres/ y compartir el pan, el sol, la muerte,/ el olvidado asombro de estar vivos".
Al respecto, José Gregorio Vásquez se expresa así: “Un saludo a Pablo Mora, mi paisano, a quien celebro en silencio, siempre desde mi pequeño mundo de palabras. Desde hace años escucho su poesía correr, gritar, callar ir, soñar, andar por las calles de una ciudad y otra. La voz de Pablo circunda el invisible sonido de la poesía en Táchira”. Vásquez sostiene que los versos de Mora cuentan con una sonoridad extraordinaria en cada página. “No es algo viejo, nuevo o de ahora, puede apegarse a cualquier situación, pues goza de universalidad”.
Freddy Ñáñez, nuestro editor, al respecto opina: “Estoy muy agradecido con tus generosas palabras sobre el DH que es, como ya lo adviertes, un hijo de la poiesología. Con respecto a tu libro Del olvidado asombro, soy yo quien agradece el privilegio de haberlo editado. No sólo porque se hace justicia con una poesía que latió inadvertida para un país literario centralizado que ya comenzaba a quejarse del agotamiento de sus formas. Entonces el verso de Pablo Mora es un estertor ante el cual todo está inédito y por hacerse…”
Nosotros a su vez decimos, sostenemos:
Creemos en la poesía como una sociedad anónima. Somos una sola voz, quienes escribimos la obra, los de antes, los de ahora y los de mañana. En una como carrera de relevo. O cuerpo Poético.
Creemos en la Poesía, Sociedad Anónima, como denomina a uno de sus sonetos Gabriel Celaya. Nuestra poesía no es sólo nuestra, la hacen a través nuestro mil asistencias. Creemos en que nadie es nadie, salvo nuestra salvación en la obra común. Nunca se está solo. Solos, no somos nada, nadie; juntos, inmortales. Creemos en la obra colectiva y anónima, parte del sueño de una superconductividad.
Poesía, Sociedad Anónima —como lo advierte y señala María Luisa Alonso de Espitia— en cuanto somos una sola voz quienes escribimos ahora conjuntamente con los que escribieron antes y con los que escribirán después. Poesía, Sociedad Anónima, posición de humanidad solidaria ante la espiritualidad de la especie. Sociedad Anónima, no sólo referida al presente sino también con trascendencia futura. Metalógica, metalenguaje, metaespiritualidad del ser de la especie al interior de una herencia poética.
Para dar una somera pincelada a los cinco libros que integran Del olvidado asombro:
De la sombra antigua, De la noche insomne, que a las costas de la divina antigüedad nos atan.
Insomnio Terminal, donde los recuerdos maúllan hasta el amanecer, donde se sostiene que para vivir hay que vigilar, que a la tierra se vino a estar de guardia, nocte dieque incubando.
Asombro al descubierto, una vivencia, un asombro que se pasa a limpio, un renglón que se le añade al mundo, un almácigo que es expone al sol, un coro en el que canta un insomne, un deseo de arrear la luz, claridad hechizada en el camino, querer encontrarle al silencio su guarida hasta dar con esa raza que canta en la tormenta.
Sangre Zurcida, para empatar o zurcir el espacio de la caída, rari nantes in gurgite vasto. Donde todos los ímpetus crecieron al amparo de lunas invernales.
para el hombre lluvioso otoñabundo duro y puro a lo largo de los renglones para el cántico el castigo para los callados y oprimidos para los dolores amigos y ajenos para quien viene del pueblo y canta para el pueblo para quien padece de sombra o a la luz camina para el letargo de las horas donde yacen el alarido la conciencia las carnes vulneradas para despertar a latigazos el silencio para los estambres las astillas y estallidos para estrenar truenos trenos trinos tiros franjas fraguas fragores fogonazos para el canto del silencio para el silencio de la sombra para espiar cada aurora y comprobar claramente que el día no existe que la noche se apoderó del mundo para respirar juntos el silencio el silencio el silencio del silencio.
DEL OLVIDADO ASOMBRO
para el hombre zurcido compartido o quien canta celebra y santifica o el que denigra al odio y sus resabios para el viento de las praderías para el caballo sobre el mar o el que viene solo de la aldea o solamente en las praderas vaga para el hueso innominado el intransigente terriblemente abierto y en acecho para la copa sonorosa la que se rompe toda cuando suena
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