domingo, 22 de noviembre de 2009

Testamento






Testamento



Habiendo llegado al tiempo en que

la penumbra ya no me consuela más

y me apocan los presagios pequeños;


habiendo llegado a este tiempo;


y como las heces del café

abren de pronto ahora para mí

sus redondas bocas amargas;


habiendo llegado a este tiempo;


y perdida ya toda esperanza de

algún merecido ascenso, de

ver el manar sereno de la sombra;


y no poseyendo más que este tiempo;


no poseyendo más, en fin,

que mi memoria de las noches y

su vibrante delicadeza enorme;


no poseyendo más

entre cielo y tierra que

mi memoria, que este tiempo;


decido hacer mi testamento.


Es este:

les dejo

el tiempo, todo el tiempo.





Eliseo Diego


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