jueves, 22 de marzo de 2012

Yo no sé qué es la poesía









Acuso recibo trabajo sobre la poesía‏

Ibar Varas






Estimado Pablo : Te felicito una vez más. Me alegra que tu trabajo poético llegue a tantos ojos y potreros donde tu palabra puede pastar y reverdecer sin necesidad de llamar a la primavera. Yo no sé qué es la poesía, solo me limito a escuchar su voz que me estremece como si besara todo mi ser. Esa voz yo la trasmito. Creo que siempre nos falta buen oído aunque la emoción nos ponga al borde del llanto cuando escucho el Quinteto en Do Mayor de Schubert o la Sèptima, la Quinta Sinfonía y otras maravillas de Beethoven. A mí las palabras me despiertan a veces y tengo que levantarme para escribir lo que escucho en la soledad y el silencio del mundo. También se me anticipan y yo no sé si está bien que coloque una palabra aquí o allá o si lo que digo tiene significado. No importa, la poesía no es una teoría del conocimiento ni una variante del psicoanálisis para que alguien que nos lea constate nuestro estado de salud mental. La poesía es el pan que compartimos, el vino que nos vuelve transparentes, el crepúsculo que lucha por ser eterno, el relámpago que ilumina el sendero y nos evita caer en la soledad, es la bala contra el silencio, la puerta que detiene la nevazón, el alerce que vive millares de años para constatar cuan precarios son los arreos con que los átomos nos designan. La poesía altera el lenguaje, lo vuelve transparente, pero su afán no es convertir al lenguaje en el ser mismo de la poesía, como en filosofía pensaban los filósofos del lenguaje. La poesía torna alegre el trabajo y nos concede la vida eterna cuando nuestros ojos se reflejan en otros ojos y a ese pasmo y estremecimiento lo llamamos amor. La poesía es una acto de amor



En el Día Mundial de la Poesía
Invocación a la poesía
Pablo Mora
pablumbre@hotmail.com





ANCHA SOLEDAD de los desiertos. Sol en los tejados. Silenciosa frescura del aljibe. Vellón azul rondando por el aire. Voz en alta llamarada. Milagro para el rayo en muerte de la guerra. Canto de la brisa, el sol y las quebradas. Amor que no puede caminar como una hoja.
Una hoja entre el viento que camina o un camino entre el vientre de la hoja que se va. Hoja y camino. Camino caminando con el viento. Incógnita en el tiempo. Una pregunta en pie para los hombres. Colina para otear a Dios. Hondonada para hallar la luz. La cresta de un lucero, por el postigo corazón mirando.
Susurro de los árboles, tu sueño. Tu corazón, del tamaño del mar que conocemos. Tu cabellera, los ríos, las quebradas, los riachuelos. Diminuta, te escondes en los sauces que duermen a los lagos, en los cipreses de la tumba ajena, en los aljibes de las casas solas; en los zaguanes del amor del viento o en las pestañas de la madre pobre.
Hojarasca entre la noche de los pájaros. Tronco fatigado por el tiempo y la tormenta. Latido de fogata crepitando entre la fronda.
Lumbre y mujer para la misma sombra. Sueño y silbido para el mismo abismo. Amanecer y tarde florecidos, floreciendo en las sienes de la flora. Lucero y arrebol, azules horas. Cocuyo entre rastrojos vespertinos, iluminando el resplandor tardío, las noches de vigilia arrobadora.
Júbilo, alumbramiento, bienvenida. Ara en fulgor para el altar del tiempo, para elevar el corazón festivo. Trino con que cantamos a la vida, cuando la suerte nos ofrece el huerto para sembrar de estrellas el camino.
El pan, el oro, la solemne sombra en esplendor divino, la alegría. Infancia en llama, en canto, en lejanía que el transparente corazón la nombra. La soledad que en la vereda asombra al trigo, al viento, al lirio en noche fría. Ardiente claridad la poesía que el huracán del corazón alfombra.
Encanto de la luz, la Navidad que alumbra el triunfo matinal del hombre y el silencioso arroyo del deseo. En glorias del amor, la huracandad con que la brisa de la luna asombre la encantadora música de Orfeo.
Conoces nuestra locura como nadie más conoce. Nos visitas muy de madrugada o cuando cae el sol sobre el tejado. Contigo "supimos los misterios de las cosas como si fuéramos espías de los dioses". Sus secretos descubrimos.
Conoces todas las nieves, todos los riscos, todos los gestos de los hombres, todo el espesor del viento, la justa medida de la espera junto a la luz total de nuestras cosas. Fabricas los sueños del jardín. Doblegas la furia de la guerra. En cada atrinchera nos proteges; nos cubres en cada retirada y avanzas con nosotros, la primera.
Has asistido a mil batallas y tienes otras mil por combatir. Ilesa saldrás en cada portachuelo. Ninguna polvareda nublará tu paso, menos las luces de tus blancos senos.
Mientras seamos capaces de asistir a un terremoto sobre un rayo de luna o a una tempestad en una gota de sol, crecerá tu sombra, Hilandera Majestuosa, la de todos los hilos de los sueños.
Desde los Decretos de Belén y de la Sala de Actos del Smolni, con el mundo entero por testigo, tranquilidad no del orden existente, sino la de un orden nuevo, en busca de una humanidad nueva.
La de elevar al hombre nuestro sueño.
La de tan amarte y tan morirte, P A Z.

Pablo Mora
pablumbre@hotmail.com



http://letras-uruguay.espaciolatino.com/aaa/mora_pablo/invocacion_a_la-poesia.htm

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