Pablo Mora, educador, periodista y poeta, autor del himno de la Unet, navega ahora por Internet
Miles de voces han cantado sus versos
En su trabajo literario, Pablo Mora dedica horas y horas en la lectura y meditación en el amplio recibo de "La Moraleja", entre sus selectas obras pictóricas y la escultura "Fecundidad".Aun cuando a diario navega por Internet a través de sus dos páginas web, el poeta y periodista no utiliza la computadora para escribir sus versos. Prefiere el bolígrafo para darle mayor autenticidad a su poesía.
( Germán Carías S. )
De niño jugaba a los versos columpiando sueños y esperanzas, allá en la inmensa soledad de la montaña.Y se hizo hombre y poeta entre alegrías y miedos, luz y sombra en su infatigable peregrinaje por los tremedales de la vida.Pablo Ramiro Mora Quintero, sencillamente Pablo Mora, psicopedagogo, periodista y literato, nació a la sombra de cafetales en la aldea de San Joaquín, en la parte alta de Santa Ana del Táchira, el martes 28 de abril de 1942, día de San Justino. Desde pequeño, comenzó a garabatear en los cuadernos escolares ideas y pensamientos, especies de sonetos en su ingenua imaginación.--- Tenía entonces unos 10 años --- y no se arredra ante los recuerdos de su infancia azarosa ---. En el patio de mi casa, sentado en el horcón de un árbol caído, escribí a escondidas una carta de amor para una niña que amaba en silencio. Al día siguiente, mi maestro encontró los apuntes y los leyó en alta voz en el salón de clases, porque decía que eran muy bonitos. Eso causó conmoción en todo San Joaquín. Fue escándalo público. Hasta me amenazaron con expulsarme del colegio y sacarme del puebloDe su padre ya muerto, Francisco Mora, y su madre de 90 años, Josefa Teresa Quintero, ambos agricultores de Santa Ana, el niño campesino aprendió a sembrar y cosechar. Todos los mediodía tenía que subir las empinadas cuestas montañosas para llevar en viandas el almuerzo a los peones. Ya al atardecer, pese a la advertencia familiar de estar siempre alerta por la aparición de cualquier duende, debía cerrar el portillo de la finca La Panchera, donde ayudaba a su tío. --- Fue esa visión intangible de los duendes --- el autor de las series Almácigos, Asombros y Poiesología, cree intuir su inspiración lírica en las andanzas ilusorias de las traviesas figuras fantasmagóricas ----, lo que despertó mi pasión poética. También el olor, color y sabor de las pomarrosas que en centenares crecían silvestres en San Joaquín. La culpa de que me hiciera poeta la tienen esos duendes que nunca he visto y sigo buscando, pero también la kinestesia por las pomarrosas, inspiración y canto en mi aldea natal.El hombre poeta sigue remontando los caminos infinitos que empezaron a abrirse en la niñez de sus ilusiones y anhelos.Un poema en himno a la UnetAlumno fundador de la Escuela de Letras en la Universidad Católica Andrés Bello extensión Táchira, obtuvo su licenciatura el 6 de agosto de 1966. Antes y durante siete años, estudió filosofía en el Seminario Santo Tomás de Aquino. ---- Pude quizás hacerme cura --- el poeta soñador y romántico, recuerda con nostalgia aquellos pininos en las celdas de meditación del Seminario diocesano ---, pero mis profesores descubrieron que el sacerdocio no era precisamente mi vocación y claudiqué al noviciado. Allí en el Seminario, sin embargo, tuve oportunidad de escribir algunos ensayos que enrumbaron mi afición lírica. Una vez, el sacerdote eudista ecuatoriano Alfonso Ruiz nos pidió que preparáramos algunos conceptos sobre el Papa y yo que sólo asociaba el blanco del hábito pontifical a la leche, a la nieve y al azúcar, emplee mi percepción idealista para redactar el trabajo, pero qué podía saber entonces de metáforas ni de comparaciones alegóricas tácitas. Ahora juego con Karol Wojtyla en un poema que le dediqué devotamente. Es indudable que aquellos ejercicios teologales, me adentraron en la poesía.No obstante, el juglar estalla, como él mismo lo añora complacido, cuando errabundo cerca de su casa en el centro de San Cristóbal, piensa en cual será su profesión definitiva, barajando las p en sus lucubraciones entre periodista, psicólogo y profesor. En sus ratos libres, mientras estudia Letras en la Ucabet, escribe un boceto de novela, La fuga y luego va a publicar su primer soneto en el diario Vanguardia, en la página literaria a cargo de quien iba a ser su extraordinario amigo, Pedro Pablo Paredes.--- Había cumplido los 23 años. Ese boceto novelístico lo titulé Esperanza. Nunca lo reproduje en ninguno de mis libros. Fue simplemente un ejercicio. Su primera estrofa decía: Y todo esperar/ espera la luz al niño/ en el regazo de su madre/ y los años del mortal/ la cuna de sus canas.Al año siguiente, ya Licenciado en Letras, Pablo Mora decide irse a Italia a estudiar doctorado en psicopedagogía en la Universidad de Turín. También obtiene el grado de doctor en periodismo en la Universidad Católica de Milán. Con ambas borlas académicas, retorna a Venezuela en 1969 y comienza a ejercer de pedagogo. Primero, en el Liceo Alejandro Petión de Caricuao y en la cátedra de Castellano y Literatura en el Instituto Fernando Peñalver en Campo Alegre. Después, en 1973 va a iniciarse como profesor fundador en el Instituto Universitario Experimental Politécnico Guayana.--- También fui casi fundador de la Universidad Nacional Experimental del Táchira--- y el educador y poeta lo proclama con satisfacción ---. Solicité mi traslado desde las aulas del Instituto Guayana a la Unet, que tenía un año apenas de actividades. Por gestiones de Carlos Delgado Dugarte, gran amigo y periodista, logré que el primer rector Lorenzo Monroy me asignara la cátedra de Estudios generales, lenguaje y comunicación. Allí estuve 18 años de profesor titular hasta mi jubilación al completar en total 25 años de docencia, desde 1969 a 1994.Durante su exitoso ejercicio pedagógico en la Unet, obtuvo igualmente uno de los reconocimientos más plausibles de su producción lírica, orgullo y blasón de su inspiración poética. Es autor del himno universitario, la canción emblema unetesca que han cantado miles y miles de voces desde 1984 en todos los actos académicos de la primera casa de educación superior del Táchira.--- Cuando abrieron el concurso para seleccionar el himno, comencé a trabajar al lado del profesor Rubén Rivas, ese excelente músico merideño que había sido director de la Cantoría de Mérida y quien acababa de residenciarse en San Cristóbal. En la secuencia de las estrofas, vino a mi mente la inspiración que tuvo nuestro gran compositor Juan Telésforo Jaime en su bambuco El campo está florido”. Ese mismo amor por la tierra tachirense, por su gente y sus paisajes, lo plasmé en prosa para exaltar el sentimiento de la comunidad universitaria, adaptando el profesor Rivas su creación musical. Recuerdo que en una conversación con nuestro eximio Alirio Díaz, nos sugirió que deberíamos imprimirle mayor aire marcial y así lo hicimos. El canto alegórico lo adoptó definitivamente el Consejo Universitario como himno oficial de la Unet, el 4 de marzo de 1977. Cada vez que oigo la cuarteta: Recojamos del surco sus frutos/ junto al hombre que labra su afán/ afianzando en el Táchira el culto/ por el campo, el trabajo y la paz, se me estruja el corazón y lloro en silencio de emoción y alegría. Quizás evoca también el poeta en lontananza los sobresaltos de su infancia campesina entre los sustos y miedos por los duendes incorpóreos de La Panchera.Convite familiar en MoralejaEn su prolífica creatividad lírica y periodística, Pablo Mora tiene 17 obras publicadas.Casi consecutivamente, de 1978 a 1993, editó sus 6 poemarios en Almácigos, luego aparecen 3 testimonios de Asombros de 1996 al 2000, en 1993 la Unet le recopila 36 micros ensayos de Cuenta abierta, colección de artículos que publica en La Nación desde 1970. También circuló Tierra fecunda en 1969, De la noche insomne en 1993, Insomnio terminal 2002, Palabra insomne 2003, Cuarenta mil millardos de millas de hombres luz 2002, Poiesología y Sombra inédita en 2005.Y en la difusión internacional de su permanente producción literaria, desde hace 8 años sus versos y artículos periodísticos navegan por Internet en dos páginas web: Poiesología.com y Poesía.org.ve.----Con el fortalecimiento de la imagen institucional de la Unet --- el poeta recurre ahora a cifras y gráficos ---, la página web comenzó a circular en 1997. Tenemos clasificados 390 poetas y 1846 poemas, 2.585 Cuentas abiertas publicadas en La Nación, 3.618 artículos en cartelera, 768 enlaces en 4 categorías y 188 manifiestos. En la actualidad tenemos 325 mil visitantes. Los portales españoles especializados en literatura, se nutren de nuestros trabajos y nosotros de los de ellos, en un constante intercambio de experiencias y conocimientos. Me siento orgulloso de mantener esta vitrina universal para dar a conocer a nuestros autores y proyectar su obra a través de Internet.Aunque admite las ventajas y funcionalidad del sistema digitalizado, el poeta, periodista y educador no usa la computadora sino que escribe con bolígrafos para copiar sus versos y sonetos. ---- Nunca un poeta puede automatizarse ---se apresura en aclarar ---. Debe ser auténtico, original, creativo. Vivir de la inspiración, saber el tamaño exacto de la pena, conocer el lado oscuro de la rosa y la terrible majestad del pan. Buscar la luz y navegar hacia adentro del asombro. Soñar. Vivir y sufrir. Amar, siempre amar.En el saludo asiduo a los visitantes de su página web, invoca desde su hogar en la quinta Moraleja de Las Acacias, a sus estrellas: Limito por el norte con mi madre. Por el sur con la luz de tres luceros. Por el Oriente con mi azul asombro. Por el oeste con el mundo entero. Y no he podido limitar conmigoLos tres luceros son sus tres hijos, dos varones, José Aldebarán y Luis Arturo, ambos arquitectos, y una hembra, Almair, quien murió al nacer, pero sigue viviendo en las remembranzas familiares.---- Y la gran estrella es Alicia Newville, quien ha iluminado mi existencia desde que nos conocimos aquí en San Cristóbal, cuando vino a pasar unas vacaciones en Semana Santa. Yo iba a visitar los monumentos sacros en las Iglesias del centro cuando vi a la hermosa catira caraqueña de refulgentes ojos azules a la puerta de la casa de la familia amiga, el hogar de doña Cristina Fornés de Cárdenas. Al instante quedé embelesado. Fue amor a primera vista. Meses después nos casamos por poder en 1967 y formamos esta gran familia. Ya tenemos dos bellísimos retoños, nuestras nietas María Altair, de 13 años y Eugenia Almair, de 3.Era mediodía. A la hora de almuerzo, volvían a reunirse la esposa y los descendientes del poeta en el convite fraterno de Moraleja.
http://www.lanacion.com.ve/noticias.php?IdArticulo=14906
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El asunto es acompañar la vida... Todo termina al comenzar la sombra...
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