viernes, 10 de julio de 2009

Olga Teresa

A Olga Teresa Carvajal
en sus ochenta años

Alegría, recóndita alegría,
ala justa de todo lo que pasa,
alegría tenaz, múltiple y nueva,
para anidar la tierra cada día.

Casa de oro en cuya blanca mesa
fluye el amor en encendida lumbre,
el luminoso pan de la fortuna
purificado por la unción fraterna.

Buenos Aires y el alma la adivina
inmersa en los claveles de la aldea,
Olga Teresa, flor de la alegría.

Entre el fulgor, el cántico y el viento,
entre la paz, la vida, la dulzura,
Olga Teresa en dulce arrobamiento.

Triunfo de la alegría. Advenimiento
de la suprema luz y de la vida.
La vida es una Olga suspendida
entre la luz, los tránsitos y el viento.


Pablo Mora
San Joaquín, 11 de julio de 2009.

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