domingo, 13 de junio de 2010

Ouroboros






Ouroboros
Pablo Mora


Serpiente alada, mordiéndose la cola en actitud de devorarse a sí misma. Autoconsumo. Círculo. Lo primigenio. La fuente del origen. Los principios vitales. Las fuerzas de la naturaleza. La esencia del reino subterráneo. La transmutación. Lo sempiterno. Movimiento continuo de los ciclos y esquemas evolutivos. El pasaje del tiempo. La rotación y forma del mundo y los astros. La armonía y unidad celestial y terrena. Totalidad. Perfección. Eternidad. Circunferencia. Esfera. Rueda. Eterno Retorno. Autofecundación. Reproducción. Renovación del universo. Renovación de la existencia. La perpetuidad. El permanente movimiento. Los altos y bajos de la vida. Volver a ser comienzo. Extensión. Voracidad. Autorreciclaje voraz. La muerte imprescindible, para que pueda existir la vida. Dominio de la inteligencia sobre los instintos. La victoria del espíritu sobre la materia. Conexión de polos, de mundos diferentes: el humano y el divino, el superior y el inferior, el cielo y el infierno. Imagen, sonido de la aurora boreal. Comienzo. Recomienzo. Disolución y unión. Ser alado. Volátil. Oro alquímico. Lo total, perfecto. Mundo inferior que debe ser superado por el espíritu y el alma. Disolvente universal. La base común que liga todo.

Símbolo unificador. El Uno. El Todo. Todo proviene de un todo y vuelve al mismo todo. La Unidad Cósmica. El principio, el centro y el fin. Nacimiento, plenitud y muerte. Clausura del secreto hermético. Principio y Fin. Cierre y Totalidad. Todo y Nada. Movimiento espiralado ascendiente al que el óvalo alude. Macro y microcosmos. Ser puro en reencuentro con la Totalidad. La gran corona de laureles. La danza, el sigilo del infinito. Hacia la perfección, la sabiduría. Mundo terrestre. Mundo celeste. Recrearse y regenerarse eternamente. Autofecundarse sin cesar. Equilibrio sin límite. Creación, sustentación y destrucción. El tres que es uno. La muerte indispensable para la vida.

Por eso Ouroboros se muerde la cola. Es necesario que la paloma atraviese la oscuridad de la noche para poder llegar a la luz. Es preciso hacer silencio para dar paso a la luz. Por eso las culebras mueren por la noche y renacen al amanecer, por los siglos de los siglos. Errabundo, el hombre, en el círculo de su cuerpo terrenal. En perfecta redondez. En movimiento perfecto. De ahí Ouroboros, la serpiente que se muerde la cola. Los cuatro puntos cardinales. Los cuatro vientos principales. Círculo rotante. La esfera donde gira una gran rueda movida en círculo por el amor. Cuando el cuadrado se halle inscrito en el círculo se habrá encontrado el secreto. Se sabrá, entonces, por qué Ouroboros, la serpiente, se muerde la cola. Universalidad y equilibrio. Intercambio entre lo que es y lo que no es. Mundos de la luz y las tinieblas. Para que exista el uno, necesario es el otro. La materia, luz condensada. Misma cosa lo vivo y lo muerto, lo despierto y lo dormido, lo joven y lo viejo. Voluntas y noluntas, Apolo y Dionisios, Osiris y Set, fundamento y abismo insondable. La obra divina y la humana, lo sutil y lo denso en solutio perfecta. Todo viene del uno, todo tiende al uno. Ouroboros constantemente nos conduce al origen, al comienzo del opus, construyendo el mundo visible con luz y tinieblas, o en ellas disolviéndolo.

pablumbre@hotmail.com



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