viernes, 8 de octubre de 2010

El hombre






El hombre



Proviene
de una despeñadura enloquecida
Insinúa
una suave sonrisa divinal
Respira
la celeste mirada de su sol
Consume
la agónica tristeza de las hojas
Interpreta
la silenciosa huracandad del tiempo
Cavila
debajo de la noche y la tormenta
Desangra
en las cinco parcelas de la Tierra
Navega
entre borrasca grito y alboradaAgoniza
en la nieve en el llanto y en el plato
Cabalga
con toda la tristumbre de los montes
Transita
en tempestades mundanal miseriaMaldice
las horrendas torturas del hermano
Consagra
la levadura eterna de los panes
Conoce
los pasos permanentes de la sombra Despliega
temores ramalazos y portentos
Se agita
en el fuego bravío de la mar
Se afinca
en la locura en lucha con su pena
Mendiga
la lumbre de la gota en el alambre
Quisiera
recuperar el curricán perdido
Tritura
las indómitas fieras que lo acosan
Renace
de entre la podredumbre de la fosa
Se entrega
en las redes de un tiempo submarino
Violenta
volcánico la luz de otras estrellas
Arremete
contra la infancia alada de las rosas
Se enrumba
delirante al acecho de otra aurora
Se astilla
ante el antiguo malecón del puertoDesgarra
el alma fulgurante de la flor
Se inclina
sobre los fogonazos de sus huesos
Se aferra
sobre la polvareda de sus sueños
Desguaza
furente el huracán en alta mar
Desgaja
las indomables fauces del misterio
Se eterniza
sepultado en la fragua de la guerra
Se esfuma
entre las ventanuras del azul
nos acusa
nos grita
y nos reclama


Pablo Mora









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