miércoles, 10 de junio de 2009

Creación de un país fronterizo

Pablo Mora



Según nos lo recuerda Gerson Rodríguez Durán, en el Diario La Nación —D1, 23-06-1999— se alude a la creación de un país fronterizo: “El 22 de junio de 1999 el señor Jorge Gálvez, Alcalde de Cúcuta, Capital del Departamento Norte de Santander de la República de Colombia, propuso la creación de un nuevo país en la frontera colombo-venezolana, conformado por los Estados Táchira, Mérida y Zulia, de Venezuela, y Norte de Santander, de Colombia. Gálvez declaró a la prensa bogotana que este nuevo país comprendería la zona geográfica de las cuencas petroleras del Lago de Maracaibo y de los ríos Catatumbo y Zulia.”
Si bien se sabe que todo tiene que ver con una tentativa o proyecto que viene existiendo desde 1830, cuando se disolvió la Gran Colombia; ahora cuando retorna la polémica, en ocasión de la propuesta de un gobierno autónomo para el Zulia, cabe preguntarse: ¿Se trata de una excentricidad o un modo de ir dándole la razón a las apetencias intervencionistas geopolíticas del Imperio? ¿De un balón de ensayo como se lo pregunta Domingo Alberto Rangel? Máxime hoy cuando las circunstancias podrían ser perfectos distractores para cumplir demenciales y faraónicos deseos, pretendientes del oro negro de uno y otro límite. Reflexionemos a tiempo. Sin desestimar o subestimar pretensiones de nueva o vieja data.
Al respecto, Luis Britto García piensa que USA propicia la secesión del Estado venezolano y un como solapado deseo de involucrar a Venezuela en la guerra con Colombia. “Mi opinión personal —sostiene— es que el plan maestro de Estados Unidos es involucrarnos en la guerra con Colombia, en principio, para que nosotros se la peleemos y, en segundo lugar, para que de la ruina que le vendrán a los dos países surja una especie de Kuwait, es decir, un Estado petrolero que estaría formado por Zulia y parte del Departamento Norte de Santander; así como se separó Colombia, creo que hay planes serios que van en pos de esa secesión”, señaló.
Por lo demás, hemos de recordar que en cuanto región geográfica viviente de transición contentiva de límite, corresponsable de los basamentos dinámicos del Estado —soberanía, intereses y valores patrios—, el Táchira, pertenece a una de las fronteras más vitales del país, la occidental, junto con el Zulia, Apure y parte del Amazonas. Por mandato constitucional, epocal, le corresponde, particularmente, contribuir al mandamiento de “la independencia y la integridad territorial de la nación; cooperar con las demás naciones, de modo especial con las repúblicas hermanas del Continente, en los fines de la comunidad internacional, sobre la base del recíproco respeto de las soberanías”. Siendo, así, más que encomiables y explicables las iniciativas gubernamentales latinoamericanas, a tenor de las mejores gestiones geopolíticas, las que sin duda alguna han significado un alto costo en cuanto a la enemistad de Estados Unidos y de otras potencias imperiales.

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