domingo, 21 de junio de 2009

PADRE

(1906-1993)



También mi padre fue un caballo viejo.
Muchas veces durmió a la intemperie.
Anduvo con la vida desde lejos
hasta que dio la muerte en su querencia.

Madrugaba temprano a los corrales,
la noche lo encontraba de regreso.
Cuando apenas soltábanle las riendas
la nueva madrugada lo enlazaba.

Muy orondo cruzaba las corrientes.
¡Mire si hubo torrentes en su vida!
Su brida nunca le brindó descanso.

Mi padre guindó el tiempo en sus aperos.
Con casi ochenta y siete galopazos,
logró alcanzar a Dios en su carrera.


Pablo Mora
San Cristóbal, agosto, 1993.

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